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Cuando tenía apenas 17 años, Dina Khalil, una joven modelo egipcia interesada en las redes sociales, acudió a una clínica oftalmológica con la intención de realizarse una cirugía láser para corregir su visión, sin imaginarse que ese día marcaría el inicio de una década de complicaciones médicas que casi la dejan sin vista.
Según relató en una entrevista reciente con Daily Mail Online, el médico que la atendió le habló de un procedimiento "innovador" que podía cambiar el color de sus ojos de marrón a azul de manera rápida y "sin riesgos". A la mujer le aseguraron que la operación era completamente segura, no invasiva y con resultados permanentes. Ella, confiando en la autoridad del especialista y sin sospechar las posibles consecuencias, aceptó someterse a la intervención.
"Me presentaron la cirugía como algo sencillo, sin efectos secundarios. Yo era una adolescente y confié en lo que me dijeron", contó Khalil. En ese momento no sabía que el procedimiento no consistía en un cambio mediante láser, como creyó inicialmente, sino en la implantación de un iris artificial dentro del ojo, una técnica que no contaba con aprobación médica generalizada y que ha sido motivo de advertencias por parte de asociaciones oftalmológicas en varios países.
Durante los primeros años, Dina no presentó mayores complicaciones y sus ojos azules se convirtieron en un rasgo distintivo en sus redes sociales, donde fue ganando popularidad. Con el paso del tiempo, se estableció como modelo y creadora de contenido, acumulando más de 1,3 millones de seguidores en TikTok y otro millón en Instagram. Sin embargo, una década después de la operación, comenzaron los problemas.
Al principio, solo experimentó enrojecimiento y sensibilidad a la luz. Creyó que se trataba de una irritación leve y utilizó gotas blanqueadoras para aliviar los síntomas. Pero con el paso de los meses, su visión empezó a deteriorarse. La incomodidad se convirtió en un dolor constante y notó una disminución significativa en su capacidad para enfocar objetos.
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Preocupada, intentó contactar al médico que le había realizado la cirugía en Egipto, pero asegura que nunca obtuvo una respuesta. Ante la falta de atención, buscó una segunda opinión en Estados Unidos, donde fue evaluada por el oftalmólogo Seth D. Potash, quien confirmó que tenía implantes de iris y diagnosticó un glaucoma avanzado, una enfermedad que daña el nervio óptico y puede conducir a la ceguera si no se trata a tiempo.
Durante los exámenes, los especialistas detectaron que el recuento de células endoteliales en la córnea de Dina, las encargadas de mantener la transparencia y el equilibrio del ojo, era comparable al de una persona de entre 60 y 70 años. También se evidenció una reducción significativa de las células fotorreceptoras en la retina, las responsables de captar la luz y las imágenes.
Según el diagnóstico, si no se retiraban los implantes y no se intervenía de inmediato, perdería la vista en cuestión de meses. Ante el riesgo, Khalil viajó a Los Ángeles para someterse a una serie de cirugías bajo la supervisión de la oftalmóloga Nicole Fram, especialista en glaucoma y córnea.
En total, fue sometida a cinco procedimientos distintos. Los médicos lograron detener la progresión del glaucoma y preservar parcialmente su visión. En uno de sus ojos, incluso recuperó una agudeza visual de 20/20, un resultado que los especialistas calificaron como excepcional, considerando el daño previo.
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"Cuando los doctores vieron cómo respondieron mis ojos después de todo lo que había pasado, me dijeron que era casi un milagro", explicó Dina en uno de sus videos publicados en TikTok, donde ha compartido detalles de su experiencia para alertar a sus seguidores.
El implante de iris artificial es una técnica que nació con fines médicos, pensada para personas que habían perdido parte del iris debido a traumatismos o enfermedades oculares. Sin embargo, algunos médicos comenzaron a ofrecerla con fines estéticos, prometiendo cambiar el color natural del ojo de forma definitiva.
De acuerdo con la Academia Americana de Oftalmología, este tipo de intervenciones puede causar complicaciones graves: glaucoma, inflamación crónica, pérdida de células corneales y, en muchos casos, ceguera irreversible. Por esa razón, el procedimiento ha sido prohibido o restringido en países como Estados Unidos y Reino Unido, donde las autoridades sanitarias advierten que los riesgos superan ampliamente los posibles beneficios.
"Cuando eres joven no piensas en las consecuencias a largo plazo. Quieres resultados rápidos, te dejas llevar por lo que ves en redes sociales, por las tendencias", reflexionó Khalil. "Pero hay cosas que no se pueden revertir, y los ojos son demasiado delicados para tomar ese tipo de riesgos".
Hoy, a los 27 años, Dina vive con secuelas, pues necesita un trasplante de córnea en uno de sus ojos y debe realizar controles médicos regulares para evitar que el glaucoma vuelva a progresar. Aun así, se considera afortunada: logró conservar la vista y ahora utiliza su historia como herramienta de prevención. En sus redes sociales, ha publicado videos en los que detalla cómo fue el proceso, los síntomas iniciales y los errores que cometió al confiar en procedimientos sin la debida regulación.
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La modelo también ha abordado el tema en entrevistas, señalando la presión que existe en redes sociales por alcanzar una apariencia "perfecta". En su opinión, esa obsesión con la imagen está llevando a muchos jóvenes a tomar decisiones impulsivas sobre su cuerpo sin considerar los riesgos médicos. "Yo también caí en eso. Pero si mi historia puede evitar que alguien más pase por lo mismo, habrá valido la pena contarlo", afirmó.
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
vgomezgo@caracoltv.com.co