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Como cada domingo, Los Informantes comparten con los televidentes tres grandes historias. En esta ocasión, el riesgo en el gremio esmeraldero, donde temen que el narcotráfico esté creando una nueva guerra; la historia de una exitosa científica colombiana que hace algunos años era una joven reguetonera que interpretó uno de los más grandes temas del género urbano y, finalmente, la historia del grupo Cimarrón, un grupo de música llanera que ha agotado escenarios hasta en el continente asiático.
Durante décadas, las esmeraldas fueron sinónimo de riqueza y orgullo nacional, pero también de guerra y muerte en el occidente de Boyacá. En medio de la llamada guerra verde, miles de personas perdieron la vida hasta que, en 1990, se firmó una tregua promovida por el “zar de las esmeraldas”, Víctor Carranza. Por un tiempo pareció que el negocio se pacificaba, pero las heridas nunca cerraron del todo.
Treinta años después, esa vieja guerra ha mutado. Dos asesinatos recientes de empresarios del gremio —Jesús Hernando Sánchez, heredero del clan Carranza, y Juan Sebastián Aguilar, antiguo jefe de seguridad del zar— fueron ejecutados por francotiradores en Bogotá, con precisión quirúrgica. Ambos estaban incluidos en una lista negra que circula desde la cárcel La Picota, supuestamente elaborada por esmeralderos presos y miembros del Clan del Golfo. Los crímenes, según expertos, no responden ya a disputas por minas, sino al control de nuevas rentas criminales donde el narcotráfico se ha infiltrado silenciosamente.
En los pueblos mineros, el temor a una nueva ola de violencia crece mientras el Estado intenta mantener la calma. Lo que alguna vez fue una guerra verde ahora se tiñe de blanco: el color de la cocaína que amenaza con volver a ensuciar las piedras más preciadas del país.
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La herencia musical de Francisco “Pacho” Galán, creador del merecumbé, encontró una nueva forma de ritmo en su bisnieta Nátaly Galán Freyle. Aunque creció entre acordes de cumbia y merengue, Nátaly eligió un camino distinto: el de la ciencia. Doctora en química aplicada y directora de investigaciones de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, hoy es una de las 50 científicas más destacadas de Colombia, con 19 patentes que van desde la detección de explosivos hasta el diagnóstico temprano de enfermedades.
Durante años, su investigación se centró en la detección remota de explosivos, un avance que podría servir para desactivar minas antipersona y prevenir atentados. Hoy lidera proyectos que buscan diagnosticar enfermedades como lupus y daño renal mediante muestras simples de orina, además de desarrollar tecnologías que evalúan la calidad del agua y del aire. Para ella, la ciencia no solo debe resolver problemas, sino también contribuir a la paz.
Antes de los laboratorios, Nátaly fue rapera y reguetonera. En su adolescencia formó el dúo Las Doncellas, pionero femenino del género urbano en Colombia, con éxitos como 'Tocarte Toa' junto a Big Yamo. Pero los escenarios, marcados por el acoso y la presión de una industria dominada por hombres, la llevaron a elegir otro camino. “Mi bisabuelo mezcló ritmos, yo mezclo nanopartículas”, dice.
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La música llanera, tan característica y querida por los habitantes de su región, tiene una gran representación a través de Cimarrón, una agrupación con un sonido único, letras diferentes y una voz femenina imponente. Aunque no son profetas en su tierra, se han convertido en el grupo colombiano más reconocido a nivel internacional, siendo la agrupación que más veces ha viajado por el planeta.
"Hemos tocado en 48 países y hemos repetido", revela Ana Veydó, quien fundó Cimarrón junto a Carlos 'Cuco' Rojas hace 25 años. Carlos fue uno de los artistas musicales llaneros más reconocidos y destacados en el país, pero en medio de su trabajo, el hombre enfermó y falleció en 2020. Un momento muy duro para la cantante que perdió a su pareja y colega artístico.
Desde entonces, Ana ha insistido con fuerza en el proyecto que ambos crearon y para ello ha tenido que enfrentar comentarios y creencias machistas, quienes siguen creyendo que Cimarrón alcanzó el éxito por el trabajo de Carlos antes de morir. Con la fuerza de su voz y sus vestidos llamativos, Ana ha domado al toro salvaje y lo ha llevado a nuevos horizontes.