A un papá cabeza de hogar, que vive en un cuarto con su niño, le doblaron la tarifa y no sabe cómo pagar porque a duras penas tiene para comer. ¿Qué dicen empresas como Codensa?
“No entiendo por qué en esta pandemia la factura de la luz no llega más barata”, dice Rubén Pastrana desde Facatativá.
El recibo de energía le llegó por 84 mil pesos y él, afirma, solo tiene “tres aparaticos” en su habitación: una neverita, un televisor y un minicomponente.
Entretanto, un humilde anciano, sin trabajo ni pensión y en condición de discapacidad que vive en Usme, pasó en un solo mes de pagar 80 mil pesos a casi 200 mil.
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“Es injusto”, dice Juan Francisco Zambrano, que comparte su casa con dos personas más y no entiende por qué la tarifa se ha elevado así.
A estas denuncias se suma la de un comerciante en Bogotá que, asegura, mensualmente ha pagado un básico de entre 150, 160 mil pesos por la luz.
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Pero “el mes pasado, sin haber hecho nada, sin haber trabajado nada, me llegó una factura por 200 mil pesos y este mes de más de 1 millón de pesos, yo no tengo con qué pagar esto”, afirma.
Las oficinas de Codensa, donde se pueden poner quejas por estos cobros, están cerradas por la cuarentena, y la empresa dice que los ciudadanos deben comunicarse por teléfono o a través de chat para ser atendidos.
Sin embargo, “uno llama, que chat, que virtualmente y nada, no hay quién le diga a uno qué debe hacer o dónde se puede quejar”, recalcar una mujer que tampoco tuvo suerte al ir a la sucursal de la empresa de energía para intentar resolver su problema con la factura.
“En ninguna parte atienden. He intentado llamar, pero no contestan, lo dejan a uno ahí en veremos”, afirman.
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Y Codensa responde lo mismo: que hay un chat en internet y que hay que insistir telefónicamente.
Las quejas contra el cobro por la energía van en aumento como las tarifas. La Superintendencia de Servicios Públicos recibe 250 al día solo por la luz.
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En marzo hubo 2.011, en abril 6.725 y en mayo van 5.596.
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