
La película colombiana “Adiós al amigo" ubica su historia en 1902, al final de la Guerra de los Mil Días. El evento histórico, una de las muchas marcas violentas que tiene el país, sirvió como base para emplear el lenguaje del cine western, también referido como cine de vaqueros, y delimitarse en el departamento del Santander de esa época.
El director y guionista Iván David Gaona, originario del municipio de Güepsa, se niega a referirse a su película como western, aunque admite que las grandes influencias para su creación vienen de ese gran estilo del cine. “El western es un género académico gringo que habló del proceso de sucesión de un país muy concretamente. Uno lo referencia porque finalmente nosotros también somos blanquitos hablando desde una tarima de privilegio”, comentó el cineasta en entrevista para este medio.
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"El soldado revolucionario Alfredo Duarte Amado recibe un telegrama con la noticia del embarazo de la esposa de su hermano. Sabiendo que la guerra ya ha acabado, convence a un fotógrafo para que se acompañen en busca de su hermano, pero el fotógrafo busca también al hombre que mató a su padre", se lee en la sinopsis de la película.
Para Gaona, su película se acercaría más a un género de “relatos del campesino”, una manera de abordar las historias de su región. En esencia, “Adiós al amigo” es un filme profundamente santandereano, pero con las raíces de un estilo cinematográfico nacido en Estados Unidos y que después evolucionó en Italia.
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Al igual que el género del western desemboca en el Chicamocha con la película de Gaona, su carrera y sus aprendizajes terminan llevándolo al proceso con el que completó su proyecto. Su cortometraje “Los retratos” (2012) se convirtió en su primera dirección, grabando con actores locales de su región y su municipio, algo que sigue replicando. Más adelante seguiría haciendo más cortometrajes hasta la realización de su primer largo, “Pariente” (2016). La película, que al igual que su más reciente proyecto, también tiene elementos del género del western.
Por otro lado, su trabajo con actores naturales, que él prefiere llamar actores ocasionales, tuvo su momento fundacional cuando fue segundo asistente de dirección en la película “Los viajes del viento” (2009), dirigida por Ciro Guerra, y producida por Cristina Gallego y Diana Bustamante. “Era con personas que no eran actores profesionales en el norte de Colombia. Hubo un proceso de preparación actoral muy importante”, recordó el cineasta.
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“Pude ser testigo de ese proceso. Me pareció muy relevante que las personas de una región se completaran tanto con un proyecto, aún cuando sus cotidianidades no tenían nada que ver. Eso me pareció que podía ser el cine, de contar historias de una región involucrando a las personas de esa región. De alguna manera fue hacia donde empecé a direccionarme”. Después de la experiencia de su primer largometraje, Gaona comenzó a soñar con una película con más elementos del cine western en su departamento. Percibía en Santander los escenarios propicios para enmarcarse en ese género.
“Siempre, de manera orgánica, en mi cabeza se asoció esa región con las formas duras y agrestes de los personajes, con las texturas, las formas de interrelación había, pero de una manera ni siquiera consciente”, reveló el cineasta. Las bases de la inspiración del director santandereano llegaron entre la mezcla de la historia de la Guerra de los Mil Días, que tuvo a Santander en parte de sus sucesos, y el subgénero del género cinematográfico conocido como el Spaghetti Western, que consolidó el cineasta italiano Sergio Leone.
La fotografía, la música, la narrativa, los personajes y otros elementos recordaban a aquellas películas que marcaron la historia del cine desde el western, como “El bueno, el malo y el feo” (1966) de Leone. Gaona, en “Adiós al amigo”, le sumó los valores sociales y políticos del contexto de la época, diálogos con una comedia brillante y componentes que acercan al espectador a las cosmogonías indígenas y a la brujería.
La banda sonora de “Adiós al amigo”
La música, que se desmarcó de los sonidos clásicos del western, estuvo a cargo del bumangués Edson Velandia. “Con él generamos una amistad hace rato. A él siempre le ha gustado el cine y hemos sido cercanos a las discusiones de un territorio, tratando de apartarnos del pensamiento expresivo colonizado”, dijo Gaona.
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Parte de la influencia para la banda sonora de la película llegó con la investigación histórica que hicieron para el proyecto. “En la Guerra de los Mil Días aprendimos que había grupos tocando durante los enfrentamientos. Nos pareció alucinante. Los grupos estaban conformados por percusiones, trompetas y cuerdas. Un compositor de la época, que se llama Temístocles Carreño y es santandereano, componía las partituras para esos músicos”.
Los nietos de Carreño habían hallado varias partituras de esa época y Belandia las interpretó. “No funcionaban esos tonos mayores para la película, pero las texturas de esos instrumentos fueron la base del pensamiento para la creación de Belandia, que ya viene con su genialidad y maestría”.
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En el proceso de finalización de la película, el filme sin completar se proyectó en el Festival de Cine de Cartagena de Indias (FICCI), donde programadores de otros festivales quedaron convencidos con la fuerza de la película. Gracias a eso, “Adiós al amigo” tuvo sus primeros estrenos en los festivales de cine de Varsovia (Polonia) y Tokio (Japón) en octubre de 2024. Más adelante tuvo su premier nacional en el FICCI de este año. El pasado 7 de agosto llegó a salas de cine comerciales de Colombia, en donde sigue actualmente.
MATEO MEDINA ESCOBAR
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