
Tener fantasías sexuales de forma involuntaria es más común de lo que parece y, según un experto en sexología, es parte del funcionamiento erótico saludable; sin embargo, muchas personas se preguntan qué hay detrás de estas imágenes que surgen en su mente de forma involuntaria. Noticias Caracol habló con Laurent Marchal Bertrand, psicólogo y maestro en ciencias de la familia y la sexualidad, para comprender por qué surgen este tipo de fantasías, qué significan y qué hacer cuando resultan incómodas.
Las fantasías sexuales involuntarias son aquellas imágenes o pensamientos de tipo erótico que aparecen en la mente sin que la persona haga un esfuerzo consciente por evocarlos. Este fenómeno es más habitual de lo que muchas personas creen y ha sido motivo de estudio por parte de sexólogos y terapeutas de pareja. En palabras del psicólogo de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, una fantasía sexual es "una representación mental, consciente o inconsciente, de una situación, acto o escenario que produce excitación erótica".
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En muchos casos, las fantasías sexuales involuntarias surgen en momentos cotidianos, como durante una conversación, cuando se lee un libro o en una situación completamente ajena al ámbito íntimo. Esta característica es precisamente lo que genera mayor inquietud entre quienes las experimentan, a pesar de sus múltiples funciones clave en la sexualidad humana. Este tipo de experiencias pueden responder a múltiples razones como el funcionamiento normal del cerebro o experiencias pasadas almacenadas en el inconsciente.
¿Es normal tener fantasías sexuales involuntarias?
La respuesta es sí: es completamente normal tener fantasías sexuales que surgen sin planificarlas. De hecho, muchas personas experimentan este tipo de pensamientos eróticos de forma espontánea, sin que medie una intención consciente y pueden aparecer en cualquier momento del día y por los más variados estímulos, como una imagen, un sonido o incluso un recuerdo inesperado.
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"Las fantasías sexuales pueden surgir de forma espontánea, sin ser deliberadamente evocadas. Pueden activarse por estímulos ambientales (como un olor, una imagen, una memoria) o simplemente emerger durante estados de reposo o distracción", indicó el experto. Estas fantasías involuntarias son una parte común y saludable de la sexualidad humana, e investigaciones han demostrado que la gran mayoría de las personas reportan este tipo de pensamientos en algún momento, y que no tienen por qué reflejar los deseos reales o conductas que se quiera llevar a cabo. Por eso, no es extraño que muchas personas se sorprendan por los contenidos que les vienen a la mente sin buscarlos.
"En la gran mayoría de los casos, son parte del funcionamiento erótico normal. No indican patología. Solo si generan un alto malestar subjetivo, interfieren con la vida cotidiana, se vuelven intrusivas, o están ligadas a contenidos que contradicen gravemente los valores de la persona, pueden considerarse un signo de algo que requiere exploración terapéutica. Desde la sexología clínica, lo importante no es el contenido literal de la fantasía, sino la relación emocional que la persona tiene con ella", agregó.
¿Qué factores causan las fantasías sexuales?
Para comprender por qué surgen estas fantasías es clave conocer sus causas. El experto destaca dos tipos: psicológicas y biológicas.
- Psicológicas: El experto menciona que pueden aparecer por experiencias que hemos vivido, deseos que tal vez ni siquiera reconocemos, memorias que nos marcaron o por todo aquello que guardamos en nuestro inconsciente o "también pueden ser reflejo de la actividad onírica o del procesamiento de información erótica almacenada", indicó.
- Biológicas: Según el experto, a nivel del cuerpo influyen zonas del cerebro relacionadas con las emociones y el deseo, cambios en hormonas como la testosterona o la dopamina, y la activación del sistema nervioso cuando estamos tranquilos o distraídos. Todo esto hace que, sin que lo busquemos, aparezcan imágenes o escenas que nos pueden resultar eróticas.
¿Son motivo de preocupación?
La gran pregunta que muchos se hacen es si deberían preocuparse por este tipo de pensamientos: desde la sexología se ha establecido que las fantasías sexuales involuntarias solo representan un problema cuando interfieren en la calidad de vida, causan malestar emocional o están asociadas a impulsos que la persona siente que no puede controlar. En general, cuando las fantasías sexuales involuntarias se viven sin culpa y sin que alteren la rutina o la salud mental, es suficiente con reconocerlas como parte del mundo privado e imaginario que cada quien lleva dentro.
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Por el contrario, cuando traen sentimientos persistentes de angustia, vergüenza o ansiedad, es recomendable acudir a un profesional que pueda ofrecer orientación. Las recomendaciones del experto son las siguientes:
- No juzgarse: entender que la fantasía no es lo mismo que intención o acción.
- Observar con curiosidad: preguntarse de dónde viene la fantasía y qué emociones activa.
- Normalizar la experiencia: muchas personas tienen fantasías con contenidos que no se alinean con sus valores o conductas reales.
- Hablar con un profesional si causa angustia o confusión persistente.
Es buen momento para buscar orientación profesional cuando las fantasías sexuales involuntarias generan lo siguiente:
- Genera ansiedad intensa o culpa paralizante.
- Interfiere con la vida cotidiana, relaciones o desempeño laboral.
- Se convierte en un pensamiento intrusivo y no deseado que causa sufrimiento.
- Está relacionada con traumas pasados o temáticas no elaboradas emocionalmente.
- La persona desea comprender su significado simbólico o transformarla en parte de su crecimiento erótico.
¿Existen diferencias entre las fantasías de hombres y mujeres?
Según el sexólogo, cuando hablamos de fantasías sexuales hay ciertas tendencias que suelen diferenciar a hombres y mujeres, aunque es importante aclarar que no son reglas fijas. Por lo general, los hombres tienden a tener fantasías más visuales y explícitas, donde el foco está en el acto sexual en sí, en los detalles del cuerpo o en escenas muy concretas que despiertan su fantasía. Estas imágenes que surgen en su imaginación suelen ser más directas y menos contextuales.
En cambio, las mujeres, según el experto, tienen fantasías que a menudo incorporan más historia, detalles narrativos o un trasfondo emocional. Por ejemplo, pueden imaginarse "siendo deseadas, dominadas suavemente, o explorar lo prohibido", explicó. Sin embargo, Marchal insiste en que estas diferencias no son universales ni estrictamente biológicas, sino que en gran parte están moldeadas por la forma en que nos educan y por la influencia cultural que recibimos desde la infancia.
¿Cómo comprender y gestionar las fantasías involuntarias?
¿Qué hacer cuando una fantasía sexual involuntaria causa incomodidad? El experto sugirió varias estrategias para comprender y gestionar mejor este tipo de pensamientos.
- Mindfulness sexual: ayuda a observar las fantasías sin juicio y permite distinguir entre deseo, pensamiento y conducta.
- Escritura terapéutica: registrar la fantasía en un diario íntimo puede ayudar a resignificarla.
- Técnicas de defusión cognitiva (ACT): notar el pensamiento como un evento mental (“estoy teniendo la fantasía de...”) sin aferrarse a su contenido literal.
- Terapia sexológica o cognitiva si hay sufrimiento emocional.
- En prácticas clínicas, una herramienta usada en consulta es el "mapa del deseo", donde se representan distintas fantasías en relación con emociones, límites personales y valores.
Es clave entender que la fantasía es solo un pensamiento que no define la moral, los actos o la identidad. Además, el experto invita a observarla con curiosidad para comprender qué emociones despierta.
VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
vgomezgo@caracoltv.com.co