Noticias Caracol obtuvo la única versión que el guerrillero reincidente en armas le dio a la JEP. Su aporte a la verdad, sin embargo, parece una burla más con las víctimas. Según dijo en 2019, su rol en la insurgencia era como ideólogo y promotor de la cultura.
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Buena parte de las polémicas que rodearon el accidentado proceso de paz con las FARC y su posterior implementación tuvieron casi siempre un mismo protagonista:Seuxis Pausias Hernández, más conocido como Jesús Santrich . En 2012, desde Noruega, al comienzo de las negociaciones, cuando le preguntaron si la entonces guerrilla por fin les pediría perdón a sus víctimas, respondió burlón mientras abrazaba a alias Iván Márquez:“Quizás, quizás, quizás”.
Santrich lideró en la Habana el ala más recalcitrante de las FARC e incluso llegó a asegurar en un trino que en esa guerrilla no hubo menores reclutados sino “en situación de protección”. Alguna vez lo cuestionaron por los secuestrados y contestó desafiante: “Esa es una pregunta necia”. Luego vinieron su captura con fines de extradición, en abril de 2018, la novela de su proceso jurídico , el pulso entre la DEA, la JEP o la Fiscalía, con renuncia a bordo del fiscal Néstor Humberto Martínez y, finalmente, su fuga y reincidencia en armas.
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Esta semana Jesús Santrich volvió a protagonizar las noticias, ya no por sus provocaciones o salidas destempladas, sino porque se confirmó su muerte en Venezuela. En este contexto cobra relevancia la única versión que le entregó a la JEP sobre sus andanzas en la guerra, antes de que volviera a zambullirse en ella con la Segunda Marquetalia.
Noticias Caracol conoció esa diligencia que se llevó a cabo el 12 de marzo de 2019 en la cárcel La Picota de Bogotá y que presidió la magistrada de la JEP Julieta Lemaitre, durante más de tres horas. Sin embargo, su aporte a la verdad fue una extensa retahíla sobre la Guerra Fría y Estados Unidos, los falsos positivos, la masacre de las bananeras y el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, la génesis de la violencia política y hasta las dictaduras del cono sur. Pero ni una palabra sobre los crímenes de las FARC.
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Su mayor confesión fue esta: “Desde que llegué a las FARC mis responsabilidades fueron de orden político, de educación, de organización, de propaganda y de alfabetización. Organizamos la emisora resistencia Caribe FM estéreo que, con el tiempo, pasó a denominarse Cadena Radial Bolivariana Voz de la Resistencia”.
Según dijo entonces, hasta que fue llamado como negociador a La Habana, siempre estuvo al frente de esta emisora móvil que transmitía desde la Sierra Nevada de Santa Marta.
También detalló en esa declaración que perteneció a la unidad Jorge Artel de las FARC y que su labor allí fue únicamente la promoción de la cultura: “hicimos producción discográfica, yo creo que grabamos más de 600 canciones populares en música de vallenato, de salsa, de merengue, de rock. Hicimos producción de muchos libros, no tengo la cuenta en este momento, la producción de algunas películas y la producción de poesía, de literatura, de escultura”.
Santrich añadió: “Ahí también se produjeron revistas y otros documentos y estos los hicimos junto a Simón Trinidad, dedicándonos a la promoción de la poesía, de la música, de la literatura”.
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Al ser cuestionado sobre su rol en el Bloque Caribe o las órdenes que le daban, señaló: “las órdenes eran generales: educación, organización, propaganda, difusión cultural, esencialmente eso. Tenía autonomía para hacer una planificación de organizar a veces cursos de teatro, a veces cursos de títeres, a veces cursos de oratoria, de poesía”.
Y en esa misma línea, agregó rotundo: “La unidad Jorge Artel estuvo adscrita al secretariado de las FARC, pero estrictamente en esa misión de educación y de cultura”.
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Por eso, explicó Santrich a la JEP en 2019, jamás supo de crímenes o secuestrados.
“No podíamos enterarnos de ninguna actividad de orden militar que se fuera a realizar, ni los frentes ni el bloque. Precisamente porque el equipo que trabajaba conmigo era de difusión y las actividades operacionales no se difunden, se guardan en estricto secreto”, aseguró.
No obstante, cuando empezó a ser interrogado sobre su participación en otros hechos del conflicto y se le advirtió que esta diligencia sería vista por las víctimas, Jesús Santrich se despachó contra el Estado y el proceso de paz, filosofó largamente sobre la violencia de todos los actores, menos la de las FARC, y concluyó retador: “Yo hablo como revolucionario, no como victimario, porque pareciera que todo el que se sienta aquí es victimario (...) Y me da pena, con el perdón de quiénes están aquí, que no tienen la culpa, pero este sigue siendo un narcoestado”.
En síntesis, la única versión de Santrich sobre la guerra es que nada supo sobre la misma y que, si se quiere, en el monte se entendió más con los títeres y la poesía que con las armas.
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