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Los hermanos Pablo Felipe y Santiago Prada Moriones paseaban a sus anchas por la isla de Ibiza, en España, donde solían gastar su fortuna en las más lujosas discotecas. Sin embargo, sus vidas ostentosas y llenas de lujo empezaron a llamar la atención de las autoridades que, poco a poco, empezaron a conocer que sus millones provenían de negocios ilícitos.
‘Black Jack’ y ‘Marcos’, como conocían a estos hermanos en el mundo de los narcos invisibles, fungían en Colombia como unos prósperos comerciantes de fruta. Su trabajo ‘legal’ supuestamente era la exportación de esos productos a otros países. Aunque en realidad lo que enviaban eran toneladas de cocaína hacia Europa, según informó la Fiscalía y la Dijín de la Policía.
En la operación intervinieron la Guardia Civil Española y la Europol, organismos que detallaron cómo era el método de blanqueo de capitales tras los negocios de narcotráfico por parte de los hermanos Prada. De hecho, en buena parte del tiempo, ‘Black Jack’ y ‘Marcos’ viajaban con destino a Madrid para pasear por sus calles y dirigirse a destinos turísticos como Ibiza, conocida por sus rumbas.
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Las vidas de los Prada eran suntuosas. Las autoridades hallaron mansiones y propiedades en las más exclusivas zonas de Colombia y España, además de vehículos de lujo, relojes de marca y colecciones de costosos perfumes.
El poder de alias Black Jack llegó a ser tal que incluso poseía una placa correspondiente a una ONG norteamericana, gracias a esta obtuvo residencia en Emiratos Árabes a nombre de los Estados Unidos.
La investigación de las autoridades colombianas estableció que los hermanos Prada utilizaban una empresa fachada dedicada a la exportación de fruta para camuflar sus operaciones. Este método les permitía enviar contenedores cargados de cocaína al continente europeo.
El envío de la droga se realizaba vía marítima desde varios puntos estratégicos, incluyendo Turbo, Santa Marta, Barranquilla y Cartagena, en Colombia, pero también tenían operaciones desde Guayaquil, en Ecuador. Los cargamentos tenían como destino final países europeos como Bélgica, Francia, Países Bajos y España.
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Además de traficar con drogas, los investigadores encontraron pruebas que apuntan a que los hermanos Prada habrían lavado 182.000 millones de pesos producto del narcotráfico para el Clan del Golfo.
Entre sus métodos, para darle apariencia de legalidad a este gigantesco flujo de capital, la red utilizaba un complejo entramado financiero. De acuerdo con las pesquisas, el esquema consistía en la constitución de ocho empresas de papel, a través de las cuales se simulaban actividades lícitas. Las fachadas eran la construcción, el sector inmobiliario y el desarrollo de software o el sector tecnológico.
El método de blanqueo también involucraba la movilización de activos a través del sistema financiero tradicional y de billeteras virtuales. Según los investigadores, una parte del dinero ilícito se quedaba con el cabecilla del narcotráfico en Europa, mientras que la otra parte era administrada por el receptor del dinero.
En Colombia, la organización dinamizó su esquema de lavado con la ayuda de Brenda Yineth Pineda Bedoya, alias La Contadora, y Jimmy García Solarte, quienes fueron capturados en Medellín y Pereira, e imputados por los delitos de lavado de activos y concierto para delinquir.
La operación internacional culminó con la aprehensión de los hermanos Pablo Felipe y Santiago Prada Moriones, junto con Carlos Ariel Zuluaga Lema, alias Cejas. Estas personas fueron capturadas en España en atención a notificaciones rojas de Interpol solicitadas por las autoridades colombianas. Actualmente, están pendientes del trámite de extradición para ser judicializados en Colombia.
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Además, se ordenó la extinción de dominio sobre 49 inmuebles que pertenecían a la organización. De acuerdo con la Fiscalía, están avaluados en más de 53.000 millones de pesos y hay 17 inmuebles rurales, 8 urbanos, 15 vehículos, 5 sociedades y 4 establecimientos de comercio.
Los bienes están ubicados en Bogotá, Medellín, Cartagena, Pereira y Dosquebradas. Adicionalmente, se afectaron otros bienes por un valor de 2.200 millones de pesos.
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