Enrique Rodríguez es un joven de 28 años que abandonó las pandillas en el 2012, a las que se había unido tres años atrás en Nueva Jersey, Estados Unidos. Sin embargo, cuando los enemigos de la banda a la que pertenecía intentaron asesinar a su madre, decidió cambiar su vida y ahora les canta a los pacientes de un hospital.
Su hermano mayor fue enviado a prisión en el momento en que él estaba ingresando al mundo de las calles.
Pero al ver en riesgo a su mamá, este joven que les canta a los pacientes de un hospital dice que encontró “a Dios en un momento extremadamente preocupante de mi vida y Él se manifestó cuando más lo necesitaba”.
“Sé que Dios quería que cuidara de la gente tal como Él me cuidaba a mí, y el hospital era el lugar perfecto para hacerlo”, afirma, según lo publicado en Córdoba Buenas Noticias.
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Por eso, en 2012 consiguió trabajo en el Hospital Universitario Robert Wood Johnson y después de un año había terminado sus estudios para convertirse en asistente de pacientes en UCI.
“He hecho muchas cosas malas y me he mezclado con mucha gente mala”, reconoce, por eso ama su trabajo actual y está agradecido con que su mamá aún esté con vida.
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Nueve años después, Enrique lleva muestras de COVID-19 y de sangre a los laboratorios y, en sus tiempos libres, les canta a los pacientes de un hospital.
“Me encanta lo que hago y creo que mi propósito en este mundo es ayudar a otras personas. Cuando canto a pacientes puedo sentir la conexión que tenemos y es maravilloso”, expresa.
Incluso afirma que, en una ocasión, una persona que estaba en coma “se despertó por primera vez en semanas” cuando lo escuchó.
Enrique se ha hecho famoso en TikTok, donde transmite en vivo cuando les canta a los pacientes de un hospital.
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Para acompañar sus canciones, aprendió a tocar piano y guitarra.