Adriana, quien cautivó al mundo con sus ojos brillantes y mirada intensa, se dejó fotografiar de nuevo en el mismo lugar donde fue descubierta en el 2011.
La niña de Chiapas ya es una mujer, pero su belleza permanece intacta. Así lo comprobó Diego Huerta, el hombre que la vio hace seis años cuando caminaba por un mercado de Copainalá, un pueblo de Chiapas.
Lo que pocos saben es que Adriana sufre de un síndrome que provoca la despigmentación ocular, de ahí el color indescifrable de sus ojos. Además, tiene una discapacidad auditiva.
Podría decirse que su belleza viene de adentro y que la acompañará toda la vida.
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