El altar estaba cubierto de un manto blanco inmarcesible. Como telón de fondo, grandes montañas con picos nevados. El gran templo era el Everest, imponente, hermoso y apacible, pero también peligroso.
Escalaron durante tres semanas para llegar al lugar acordado. Ashley y James, los novios, junto con el fotógrafo Charleton Churchill tuvieron que soportar temperaturas hasta de -20 grados centígrados.
A 4.000 metros, al novio empezó a tener problemas respiratorios y debió usar una máscara de oxígeno si quería culminar su desafío.
Las nevadas hicieron tortuoso el camino, al punto de reducir a 90 minutos y no dos días el tiempo para intercambiar votos, comer, tomar las fotografías, empacar e irse un helicóptero que los recogería.
Pero los vientos retrasaron el regreso a casa. Y solo hasta el día siguiente pudieron partir.
Eso sí, Churchill, un maestro en fotografía de aventura, cumplió el deseo de la pareja: inmortalizar este momento. ¡Y de qué manera!
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-Todo puede pasar en un maratón, hasta que corran las cabras:
We've now got sheep in Munich! It's an all animal affair... 🐏😂 #WorldRun #WingsForLife #AppRun pic.twitter.com/85l05qRC1u
— Wings for Life World Run (@WFLWorldRun) May 7, 2017
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