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La empresaria y actriz de cine para adultos Esperanza Gómez reveló en La Red, programa de Caracol Televisión, que enfrenta un deterioro progresivo en su columna vertebral que podría dejarla en silla de ruedas en tres años. “Me quedo completamente paralizada de los hombros para abajo y no me puedo mover”, confesó.
Aunque le han recomendado operarse, ella se resiste: “Me da mucho miedo tener mi columna metálica… muchos pacientes que están pasando por lo mismo me han recomendado no hacérmela”. En lugar de eso, mantiene la esperanza en los avances médicos: “He visto entrevistas de un científico que descubrió una inyección que rejuvenece y que va a estar lista para el 2030… si rejuvenece el resto de las células, ¿por qué no me va a rejuvenecer las vértebras de la columna?”. También menciona un descubrimiento médico en China: un pegamento que permite reparar huesos sin necesidad de implantes metálicos. “Yo quiero esperar para que haya algo mucho más práctico y que me pueda solucionar. Así que esa es la esperanza”, señaló en La Red.
Pero no todo es físico. Esperanza Gómez admite que la presión constante ha afectado su salud mental: “Tengo picos de depresión donde caigo, y me cuesta unos días levantarme… he estado en terapia ya por varios años”. La discriminación, la estigmatización y el rechazo institucional han sido factores que, dice la actriz, han contribuido a este deterioro. A pesar de todo, Esperanza Gómez expresó que sigue adelante: “No le estoy tomando como un castigo, sino más bien por cada cosa negativa que me pasa, empezar a agradecer”.
“Mi viacrucis con la historia de Meta empezó aproximadamente hace cinco años”, relata Gómez, recordando cómo su cuenta principal de Instagram, con más de 5.7 millones de seguidores, fue cerrada sin justificación clara. A pesar de cuidar meticulosamente su contenido, evitando cualquier insinuación sexual, sus publicaciones eran constantemente censuradas. “Subiera una foto completamente vestida, sin insinuar pornografía… igual me censuraban y me daban de baja la cuenta por horas, por días”. Cansada de lo que describe como una “persecución”, decidió demandar a Meta. “La Corte falló a mi favor, diciendo que efectivamente Instagram actuó de manera arbitraria, sin respetar mis derechos a la debida defensa”, agregó.
Aunque no se ordenó la restitución de su cuenta original, el fallo obligó a Meta a mejorar sus canales de comunicación judicial en Colombia y a publicar sus políticas en español. Esperanza Gómez, por su parte, abrió una nueva cuenta que ya supera los 1.6 millones de seguidores, pero insiste en que “no es lo mismo 1.6 millones de seguidores a 5.7 millones, más el engagement que uno tiene”. Además, denunció un presunto negocio paralelo dentro de Meta, donde empleados ofrecían recuperar cuentas cerradas a cambio de pagos que iban desde los $2.000 dólares hasta los $25.000 dólares. “Yo alcancé a pagar tres veces por recuperar esa cuenta. Dije yo, ya me vieron fue la cara de pendeja”.
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La censura digital no ha sido el único frente de batalla. Esperanza Gómez comentó que ha enfrentado una fuerte discriminación empresarial en Colombia. “Los bancos en Colombia tienen un código moral… el dinero de la pornografía o del modelaje webcam no lo reciben de manera directa”, explicó. Incluso con productos como sus gomitas, recibió sanciones sin investigación previa: “Me llegó una demanda, una multa… ni siquiera se tomaron el trabajo de hacer la investigación”.
Su marca de lencería también fue afectada. “Me cerraron las cuentas bancarias porque, según ellos, mi nombre es sinónimo de pornografía. Aun así, yo no estoy vendiendo pornografía, pero por ser Esperanza Gómez, la dueña, vendiendo ropa interior, a mí me cerraron cuentas”. A pesar de estos obstáculos, Gómez dijo en La Red que ha sido rigurosamente responsable con sus obligaciones fiscales.
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“Desde que empecé a facturar en Colombia hace más de 20 años, siempre hice mi declaración de impuestos. He sido una persona que siempre aporta”, mencionó. Sin embargo, la exclusión institucional ha generado un efecto perverso: “Eso a qué llama, a la informalidad… no me abren las puertas acá, o saco mi plata para otro lado, o la meto debajo del colchón”.
ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL