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Una de las formas más absurdas de morir es tomándose una selfi. Algunos insisten en hacerlo en situaciones extremas sin medir las consecuencias. Para la muestra, un joven ruso que se trepó a una torre de alta tensión en busca de la foto que lo hiciera popular.
Basta con ver los primeros segundos de esta escena grabada por el acompañante del joven, para intuir que algo saldrá mal. Colgado de la torre, hizo un movimiento equivocado y cayó al vacío.
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Se salvó de milagro. Las mismas cuerdas de la energía amortiguaron el golpe y evitaron un desenlace fatal.
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¿Lección aprendida? Ojalá. Que las selfis no se conviertan en la última foto de su vida.
Ian se convirtió en el papá del año. Mientras dormía, su hija Madison comenzó a jugar y a saltar a su lado, mientras su mamá grababa la escena. Con lo que nadie contaba, es que la niña perdería el equilibrio.
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En fracciones de segundo, la mano derecha de Ian aparece para agarrar a su hija antes de que cayera de espaldas contra el suelo.
Un accidente casero que, por ingenuo que parezca, podría haber tenido consecuencias lamentables.
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Es claro que ese sexto sentido sólo lo tienen los padres de familia.
De niños, nos enseñan que el gallo con su canto mañanero es el mejor despertador natural. Pero no siempre funciona. Así lo comprobó el usuario Fred Eaton.
Extrañado porque el ave no cantó esa mañana, decidió ir a buscarlo al patio de su vivienda. Lo que encontró ameritó grabarlo.
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El gallo estaba patas arriba, dormido en una cama de pasto. A Eaton no le quedó de otra que recordarle sus funciones. Lo zarandeó y el animal se levantó de un salto y salió corriendo.
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Pasa hasta en las mejores familias. A este gallo también se le pegaron las cobijas. El video sumaba este miércoles 1,2 millones de vistas.