En medio de la celebración, recibió una llamada para que fuera de urgencia a aplicarle unos medicamentos. La vida, lo más importante.
Yazmín Domínguez, así se llama la enfermera mexicana que protagoniza esta historia de solidaridad, humanidad y vocación.
Ella, que ejerce la profesión desde hace cuatro años, no lo pensó dos veces cuando atendió la llamada. Al otro lado de la línea le pedían algo que parecía imposible: que saliera de su fiesta, en el día más feliz de su vida, y fuera a ayudar a un hombre enfermo.
Decidida, y consciente del dolor y la necesidad del paciente, se disculpó con su esposo y los invitados a la boda. Salió corriendo hacia la casa del señor y no tuvo tiempo ni de quitarse el vestido.
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“Me pidieron disculpas las personas que estaban ahí, por venirme a sacar” del matrimonio, le dijo al programa Al Rojo Vivo de Telemundo, al recordar a los familiares del enfermo.
Una vez cumplió su labor, volvió a la fiesta y siguió celebrando. “Me aplaudieron porque yo había regresado”, sostuvo.
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La imagen de este inusual hecho, ocurrido en Tabasco, México, le da la vuelta al mundo.