A William Osman casi le da un paro cuando recibió la cuenta del hospital que le practicó algunos exámenes de diagnóstico: 70 mil dólares, algo así como 268 millones de pesos. Indignado por el costo, del que por fortuna solo pagó 2.500 dólares gracias a su seguro médico, decidió construir su propia máquina de rayos x.
Tubos, un aparato dental, plomo de hoja y suministro eléctrico hicieron parte de los insumos para la fabricación de la máquina.
Su propia máquina de rayos x fue un experimento arriesgado, como él mismo les advirtió a sus seguidores, y que no tenía otro objetivo que sentar su voz de protesta por los altos costos de los servicios médicos en los Estados Unidos.
Al final, la puso a funcionar y con ella su mensaje sobre la dura radiografía de la salud en su país. Por favor, no lo intenten en casa.
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