Todo comenzó, al parecer, cuando un grupo de misioneros estadounidenses llegó a la Sierra Nevada y convencieron a los papás de los primos Gil acerca de la importancia de estudiar y conocer la palabra del evangelio.
“Al principio era traducir algunos himnos antiguos que se utilizaban en las iglesias evangélicas de Colombia, pero más tarde ya a medida que pasaba el tiempo decíamos “y porqué no algo nuestro, algo propio, algo que nazca de uno mismo”, dice Juan Carlos Gil.
Electricidad, hielo y calor usaban para ‘curar’ a Sam Brinton de la homosexualidad A Julio Teherán ni bolsitas de agua le permitían tirar sus papás