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Diana Trujillo llegó a Estados Unidos sin hablar ni una sola palabra de inglés y años más tarde se convirtió en una de las pocas personas que ostenta el cargo de directora de vuelo (Flight Director) en la Nasa, uno de los más importantes de la Agencia Nacional de Aeronáutica y el Espacial. Esta caleña es el fiel ejemplo de que nada es imposible. En entrevista con Los Informantes, la ingeniera aeroespacial y líder de misiones clave a Marte, reveló los secretos de su trabajo.
Desde niña, estuvo llena de curiosidad y de sueños que, en medio de la realidad violenta del país en ese entonces, parecían exóticos. Creció en la época de la guerra contra los carteles y las guerrillas, un periodo en el que se impuso el terror.
“Durante los años 80, Cali estuvo bien duro. Entonces, mi sueño era que estuviéramos tranquilos, que no nos fuera pasar nada", recordó.
Estudió en el colegio internacional Los Cañaverales, donde, aunque era muy tímida, se destacaba en matemáticas, una ciencia que para ella se terminó volviendo “muy simple porque tú simplemente sigues las reglas y todo sale bien".
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También soñaba con las estrellas, pero con las que se veían a través de la fotografía. De niña, le gustaban las imágenes que la Nasa tomaba, como las del telescopio Hubble, con "ese morado y ese azul". Iba a la biblioteca a sacar esos libros solo para pintar, y se preguntaba: "qué significan todas estas cosas diferentes, si los colores tienen algún indicativo de alguna vaina que yo no entiendo y, entre menos entendía, más me gustaba".
Durante los años 80, alrededor de 900.000 colombianos salieron del país buscando un mejor futuro y Diana Trujillo fue una de esas personas.
El inicio en Estados Unidos fue un torbellino de variables cambiantes. Llegó a los 17 años sin saber inglés y no tenía el dinero para costear todo lo que quería hacer, así que el objetivo era trabajar para poder pagar. Además, se enfrentó a un obstáculo emocional enorme: su baja autoestima, la cual a veces le hacía creer que no podía.
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En esos primeros años, ella encarnó una cualidad los colombianos conocen bien para hacer frente a las dificultades: "el recursivo, el que me la busco, el que no me doy por vencido". Llegó a tener hasta tres trabajos distintos en un día.
Sin embargo, al no poder comunicarse por el idioma, hubo un momento en el que sintió que perdió todos los "regalos que la vida me ha dado de mi crianza en Colombia". Decidió estudiar inglés, pero al principio su inseguridad era tan grande que ni siquiera quería ver sus notas: "yo estudiaba, yo hacía el examen y lo botaba". Por ello, una profesora la detuvo y le mostró sus calificaciones perfectas. Así se sacudió, aprendió el idioma en solo dos años y se hizo una promesa.
"Dije, 'Bueno, si yo voy a hacer algo, no lo voy a hacer a medias. Lo hacemos todo y si no sale, no sale. No me quiero devolver para Colombia pensando que caminé de lado. Vamos a cocinar de frente, le vamos a dar toda la que tengo que darle y prefiero decir que la di toda y no funcionó a que le di a medias y no funcionó”, comentó la ingeniera.
Una vez superada la barrera del idioma y con una autoestima renovada, Diana Trujillo decidió que era momento de ir a la universidad. Su elección de carrera fue particular y se basó en su ética de trabajo: "Yo me acuerdo que yo me fui a escoger la carrera más difícil que se me ocurriera y la razón fue porque yo dije: ‘valen lo mismo, todas valen lo mismo’”. Así se decidió por la Ingeniería Aeroespacial.
En 2007, su esfuerzo dio frutos: fue escogida entre los mejores 18 estudiantes de la Universidad de La Florida para realizar una pasantía en la Nasa. Se habían presentado 3000 personas.
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Diana Trujillo no solo fue aceptada, sino que se convirtió en la primera hispana migrante en la academia espacial. Desde entonces, ha desarrollado toda su carrera dentro de la Nasa, la agencia encargada de la investigación y exploración aeroespacial.
Diana Trujillo ha participado en misiones históricas a Marte, como Curiosity y el Perseverance. En la misión del Perseverance, escaló posiciones hasta liderar el equipo que diseñó y operó el brazo robótico del rover. Además de su rol técnico, tuvo un rol destacado en comunicaciones al ser la presentadora de la primera transmisión completamente en español del aterrizaje de una nave en otro planeta, narrando el descenso del Perseverance en Marte en 2021.
Su cargo actual es el de directora de Vuelo (Flight Director). Este es uno de los más influyentes, importantes y determinantes en el mundo. Es "el cargo que tiene la responsabilidad más alta de lo que hacemos en la Nasa".
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El director de vuelo es la persona que tiene la responsabilidad de lo que se está haciendo en el espacio. Sus funciones son amplias y vitales: es responsable de "todos los astronautas, es responsable del vehículo en el espacio y es responsable del grupo que comanda el vehículo y de la misión que estamos haciendo y de que todo el mundo esté bien en todo momento".
En este rol, Diana Trujillo comanda a un equipo enorme, que incluye a ingenieros, médicos, traductores en ruso o en japonés, y personal en distintas estaciones alrededor del mundo. Ella es la encargada de manejar crisis y decisiones rápidas en la Misión de Control, la sala que parece sacada de la ciencia ficción.
Cuando surge un problema, ella es la que centraliza la comunicación. Hasta unas 80 personas le pueden hablar a la misma vez, más los traductores y las personas en el espacio. Su trabajo, en esos momentos de caos, es imponer orden.
El equipo, según relata, puede enfrentar 10 o 15 problemas en dos horas, que van desde fallas en el agua, el oxígeno, la luz, hasta daños en los motores de la estación espacial, o cómo traer a los astronautas si están en caminata fuera del vehículo.
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En la Nasa, la prioridad de su equipo siempre son las personas. Como directora de vuelo, está dispuesta a hacer lo que sea necesario para garantizar la seguridad: "si nos toca cortar la misión para que podamos salvar a las personas, si nos toca coger el vehículo y voltearlo para poder salvar las personas, vamos a hacerlo todo".
Para mantener la calma y la efectividad bajo presión, ella entrena igual que un astronauta. Es vital conocer el rol de todos para poder dirigir. Además, la concentración en momentos cruciales es clave.
Cada director de vuelo debe escoger un nombre clave para su equipo, un call sign. Diana Trujillo eligió la palabra "Somos". Había considerado "sabor" o "ritmo", pero "Somos" resultó ser su nombre y su firma en la NASA. Lo escogió porque quería un call en español, y porque refleja su filosofía de trabajo en equipo: "Somos nosotros, no soy yo, es todos nosotros. Cuando hay un problema, yo soy parte del team que lo va a solucionar". El indicativo ‘Somos Flight’ incluso lleva la bandera de Colombia.
La visión de Diana Trujillo siempre apunta hacia el futuro. Le emociona la idea de que alguien se pare en Marte a mirar la Tierra y la vea como "esa cosita chiquitica titilando".
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Sobre la posibilidad de que los seres humanos vivan en otro planeta, es optimista, pero realista: "Sí, pero nos toca traer todo". El desafío actual de la Nasa es encontrar la manera de minimizar la carga, usando lo que ya existe en el planeta o luna destino.
En cuanto a la vida extraterrestre, ella cree que la hay, pero “extrasistema solar". Sin embargo, no la han encontrado aún, a pesar de los esfuerzos con las misiones a Marte. “Creo que sí hay vida extrasistema solar. La pregunta es, ¿cómo vamos a llegar allí?”, subrayó.
Su misión va más allá de los cohetes y los robots: busca inspirar, sobre todo a los niños. Su consejo a los padres y al sistema de soporte es no proyectar sus propias limitaciones en los sueños de los más jóvenes.