Este hombre nació en Pasto y hace 71 años fue el encargado de recibir en la Clínica Central Bogotá el cuerpo baleado y ensangrentado de Jorge Eliécer Gaitán, el caudillo liberal acribillado sobre la carrera 7a en pleno centro de la ciudad ese 9 de abril de 1948.
La memoria se la ha convertido en un capricho que va y viene. Los recuerdos se le embolatan y las palabras se le escurren.
Lo que no ha olvidado es ese momento en que Gaitán llegó moribundo con tres disparos: dos en los pulmones y uno en el cerebro. Los intentos parecían en vano. Ya sabían que la vida de Gaitán se les estaba escapando.
Testimonio de horror y perdón de Lina Caro, una esclava sexual de la guerra “La guerra no es guerra hasta que no llega a la casa de uno”: Gilmer Mesa