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Noticias Caracol LOS INFORMANTES La historia desconocida del humorista José Ordóñez: una vida marcada por el abuso y abandono

La historia desconocida del humorista José Ordóñez: una vida marcada por el abuso y abandono

El humorista José Ordóñez tiene 10 récords mundiales y la vida entera contando chistes, pero detrás de las carcajadas hubo una infancia marcada por el abuso, maltrato y abandono.

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En los años noventa, millones de colombianos se reunían frente al televisor para reír con 'Ordoñese de la risa', el programa en el que José Ordóñez desplegaba un repertorio inagotable de chistes. El humorista oriundo de Bucaramanga alcanzó diez récords mundiales contando miles de chistes sin descanso y llegó a llenar estadios, coliseos y teatros con sus presentaciones. Sin embargo, detrás de esas carcajadas se escondía un hombre marcado por una infancia atravesada por el abuso, el maltrato y el abandono.

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Ordóñez se convirtió en un referente del humor en Colombia, pero detrás de su figura pública se esconde una historia poco conocida que demuestra cómo el dolor puede transformarse en esperanza y sanación. En entrevista con Los Informantes, el comediante abrió su corazón para hablar de su niñez, del difícil camino que recorrió en medio de las fracturas familiares y de la fe que le permitió levantarse del sufrimiento.

Infancia marcada por el abuso y abandono

El humorista bumangués creció en un ambiente de pobreza y soledad. Mientras sus hermanos jugaban en la calle y disfrutaban de la compañía de amigos, él se refugiaba en su propio mundo. “Siempre fui un niño debajo de una mesa jugando con palos y piedritas. Le ponía un nombre, le ponía un personaje y creaba mis historias debajo de esa mesa, pero no tenía amigos”, recordó.

Aunque le cuesta quitarse la piel de humorista, incluso cuando habla de aquella infancia marcada por la tristeza, José Ordóñez reconoce que entre chiste y chanza descubrió el poder transformador del humor. Lo aprendió observando a su padre, que se convertía en el rey de la fiesta cada vez que empezaba a contar chistes.

Su padre era latonero y apenas lograba sostener a la familia, pero había en él algo que José admiraba profundamente: su capacidad para hacer reír. “Mi padre no llamaba la atención, no era importante ni para su familia ni para nadie. Era un latonero. Pero cuando se hacían fiestas en la casa, le decían: ‘Ordóñez, eche chistes’... La gente empezaba a entrar a la casa, el barrio entero se metía a escucharlo. Yo decía: ‘Ah, yo quiero ser como él’”, contó.

José Ordóñez
El humorista José Ordóñez tiene 10 récords mundiales, pero tuvo una infancia marcada por el abandono.
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A los nueve años, José Ordóñez descubrió que cada vez que veía a su padre, su sueño de parecerse a él crecía con más fuerza, pero pronto la realidad lo golpeó con dureza, pues fue víctima de abuso sexual por parte de los hijos de una familia vecina.

Durante décadas guardó silencio, atrapado entre el miedo y la vergüenza. Durante años utilizó ese dolor como excusa para justificar sus fracasos. Resulta casi imposible imaginar que este hombre, capaz de hacer reír a millones de personas, cargara con tanto dolor.

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“Cuando contaba todas mis tristezas, me iba a mi archivo de dolores para justificar la mediocridad. Hasta que un día, al acercarme a Dios, me di cuenta que él siempre estuvo en cada espacio y que cada cosa que yo viví se me volvió una causa”, afirmó.

Además del abuso, tuvo que soportar el abandono de su padre a los 16 años y el maltrato de su madre. Cada noche, José soñaba con su regreso y sabía que, solo, no podía protegerse de tanta violencia. Pero ese anhelado reencuentro con su padre nunca ocurrió.

El duro precio de la fama

A pesar de las heridas, Ordóñez encontró en el humor un refugio y, al mismo tiempo, un arma para reinventarse. El 28 de diciembre de 1993 sorprendió al país cuando, frente a un micrófono en una emisora, contó chistes durante 24 horas sin parar.

La hazaña le dio fama, reconocimiento y, con el tiempo, le abrió las puertas a presentaciones y contratos millonarios. Ese día su vida cambió para siempre, aunque no exactamente como él lo había imaginado. “Yo no sabía cómo se ganaba la vida y cuando gané cometí un error: me convertí en una persona orgullosa y quería cobrarle la venganza a mi madre, a mi padre y a todos los que me humillaron... Y segundo, lo que mi padre me hizo cuando yo tenía 16 años, yo se lo hice a mi hija cuando tenía siete”, reveló.

José Ordóñez
La lucha de José Ordóñez por recuperar a su esposa y a su hogar
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En medio de la risa, la fama, el dinero y el orgullo, según él, José terminó destruyendo todo lo que había construido con esfuerzo, repitiendo la misma historia de su abuelo y de su padre. “Volví trizas mi hogar, la vida de mis hijos, fue todo... Me olvidé de ser esposo y de ser papá”, confesó conmovido hasta las lágrimas.

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No obstante, tras varios años, luchó por su esposa y por recuperar el tiempo perdido con sus hijos. Aunque no fue un camino fácil, reconoció sus errores y siempre estuvo dispuesto a sanar todas las heridas que causó.

El encuentro con la fe y la sanación

En medio de la crisis, José Ordóñez encontró en la fe una segunda oportunidad. “Fue tan grande mi amor por Dios que me subí a los buses a predicar. Ya no me llamaban a hacer presentaciones, se cierra el programa y tuve que empezar de cero”, reveló.

Esa transformación lo llevó a cambiar de rumbo y a comprometerse plenamente con su familia. Tras vivir dos décadas en Estados Unidos, decidió regresar a su país. Hoy, a sus 57 años, vive en una finca en Piedecuesta, Santander, junto a su esposa, sus cuatro hijos, seis nietos, tres perros y cinco pájaros. Allí, entre montañas, ha encontrado la paz, ha sanado sus heridas y, junto a su esposa, dedica su vida a ayudar a otros a sanar las suyas.

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Se convirtió en pastor cristiano y decidió reescribir el libreto de su vida con humor. A lo largo de su carrera ha obtenido 10 récords mundiales, el más reciente en diciembre de 2014, cuando contó más de 9.600 chistes durante 86 horas seguidas. Sin embargo, su mayor triunfo no está en las marcas ni en los escenarios, sino en haber roto la cadena de abandono y dolor que había marcado a su familia por generaciones.

“Yo soy alguien que quiso cambiar el destino de sus generaciones. Soy un pivote, un eje. Quiero ser un antes y un después. Quiero que a partir de mí mis generaciones cuenten una historia distinta”, expresó el humorista.

José Ordóñez convirtió la risa en su mejor medicina, el dolor en aprendizaje y las lágrimas en esperanza. Un creyente con una historia de vida dura, pero llena de humor. Actualmente, presenta su show en vivo Emparejados, donde, entre chistes y ocurrencias, invita a las parejas a reflexionar sobre cómo fortalecer sus matrimonios.