El teatro estaba a reventar, igual que todos los escenarios por los que ha pasado Les Luthiers este año en su gira de despedida. El público los adora y entre lágrimas y risas le dicen adiós, este grupo de amigos que empezó cantando en un coro y que terminó haciéndonos reventar de la risa con sus historias, sus instrumentos locos, el doble sentido y el humor fino se retiran, aunque vivirán para siempre.
Este año, la respuesta del público a Les Luthiers ha sido agridulce, la risa a carcajadas por el ingenio y el talento y la tristeza por su despedida, se cierra el telón. “Todo un año de despedida que empezó en Buenos Aires en enero y continúa ahora en esta gira. Luego seguiremos por España y sigue todo el año y sí es definitiva”.
Les Luthiers nació en Buenos Aires en septiembre del 67, hace 56 años. “Dejábamos esto como un hermoso y amado pasatiempo casi de fin de semana y se podía hacer compatible ambos planos hasta que llegó un punto en el que creció tanto Les Luthiers que ya hubo que decidir, el año 72, 73 unos, cinco años después de que habíamos empezado, ya optar por abandonar o dedicarnos profesionalmente”.
Mira también:
Se juntaron un grupo de amigos que se conocieron en un coro, había arquitecto médico, publicista, químico y hasta abogado con unos instrumentos informales inventados y construidos por ellos mismos dispuestos a conquistar la escena cultural argentina con humor y mucha música.
Publicidad
No por nada se llaman Les Luthiers, una palabra en francés que significa el que fabrica o repara instrumentos musicales, como cualquier grupo serio inventaron los propios de viento, de cuerda, de percusión o electrónicos. Tantos instrumentos hechos a la medida de un espectáculo que ha subyugado generaciones enteras y que sedujo un público de culto. No hacen humor para cualquiera.
Los originales, los que ya no están, los que se fueron y los más nuevos hasta hoy, lograron una hazaña: se convirtieron en una leyenda. “Jorge yo somos los veteranos del grupo, tenemos muchos años sobre las tablas, hemos hecho según se estima unas 8.000 funciones de nuestra vida. Estamos un poquito mayorcitos digamos”. “Se nos conocen todo el mundo de habla hispana, eso seguro. hemos llegado a países donde nunca habíamos estado y ya había multitudes esperando, conociendo la historia y demás”.
Publicidad
Su despedida en Colombia fue veloz y dolorosa, solo dos funciones, como todas las despedidas. Pero antes de su última presentación en Bogotá, se encontraron con Los Informantes. Han sido una familia que ha viajado por el mundo, regalando dosis deliciosas de felicidad durante cada espectáculo. Supieron disfrutar y hacernos reír. Se van, pero nunca morirán.