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Al grito de “viva el rey”, tailandeses protagonizaron gran desfile de coronación

Al grito de “viva el rey”, tailandeses protagonizaron gran desfile de coronación

En el segundo día de ceremonias, Vajiralongkorn otorgó nuevos títulos a los miembros de la familia real.

Vajiralongkorn, vestido con un recargado traje tradicional amarillo y sombrero de ala ancha, iba sobre un palanquín transportado por 16 soldados y acompañado por más de mil de militares vestidos de gala, bandas de música y sacerdotes hindúes.

La reina, Suthida, una antigua azafata con la que el monarca se desposó y elevó al trono por sorpresa el pasado miércoles, desfiló junto al palanquín con un traje militar de gala rojo, ya que ella ostenta el rango de general.

A su paso, los súbditos, vestidos de amarillo -el color del rey-, agitaban las banderas y algunos juntaban las manos en señal de respeto.

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Asistentes elevaban su mirada al monarca , algo que antiguamente estaba prohibido, y sacaban sus móviles para hacer fotos, lo que algunos tailandeses más tradicionales podrían considerar poco decoroso.

Esta procesión atrajo un número apreciable de público que llegó en autobuses de todo el país, incluidos algunos grupos organizados de funcionarios, soldados y escolares, aunque mucho menos que durante los funerales de su padre, el venerado Bhumibol Adulyadej, hace dos años.

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Songkiat, un profesor de 33 años, dijo a Efe que había venido a ver la procesión con sus alumnos para agradecer que Bhumibol -Rama IX de la dinastía chakri- donara los terrenos donde se encuentra su colegio en la capital.

"Quería expresar mi agradecimiento a la dinastía chakri", manifestó mientras esperaba el paso de la comitiva del rey, que realizó paradas en varios templos budistas.

"Es una vez en la vida y quise venir con mi familia", explicó Thiraphat, de 44 años, mientras esperaba a que comenzara la procesión junto con su mujer y su hijo de 12 años.

"Espero que el rey siga con la labor de su padre. Espero que este país sea estable y haya paz", agregó el tailandés, gerente de empresa, al tiempo que opinó que la nueva soberana le ayudará en su reinado.

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La procesión real, que partió sobre las 17.00 hora local (10.00 GMT), recorrió unos 7 kilómetros durante más de cinco horas.

Vajiralongkorn, de 66 años, pasa largas temporadas en Alemania y no ha heredado el carisma de su padre, que era considerado el padre de la nación y era el único rey que había conocido la gran mayoría de los tailandeses hasta su muerte en 2016.

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Músico, pintor y fotógrafo aficionado, Bhumibol fue una figura clave en sus siete décadas de reinado en momentos críticos como las protestas contra los militares en 1973 y 1992.

Tres veces divorciado y con siete hijos de tres mujeres distintas, su hijo es menos diplomático, aunque ha conseguido aumentar su autonomía y el control de las finanzas y propiedades reales -valoradas en 30.000 millones de bat (unos 940 millones de dólares o 837 millones de euros)- bajo la actual junta militar.

A pesar de que en teoría la monarquía está por encima de la política, el rol de Vajiralongkorn puede ser decisivo en la transición democrática en Tailandia tras las elecciones del pasado marzo y la esperada formación del Parlamento y el Gobierno en los próximos dos meses.

Aparte de la tradición, la monarquía ancla su autoridad en su relación con la religión, dado la importancia del rey en los rituales brahmánicos que datan de hace siglos y como protector del budismo.

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Así se explica la presencia de sacerdotes hindúes vestidos de blanco y monjes budistas con sus túnicas anaranjadas en los elaborados rituales de coronación.

Por otro lado, la ley de lesa majestad contempla penas de entre 3 y 15 años de prisión para quienes expresen críticas a la familia real que se consideren ofensivas.

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Vajiralongkorn, que reina como Rama X, fue proclamado monarca en diciembre de 2016, tras pasar tres meses de luto por la muerte de su padre el 13 de octubre de ese año, aunque la coronación se programó para más adelante.

Las celebraciones de la coronación, que cuentan con un presupuesto de 1.000 millones de bat (unos 31 millones de dólares o 27,9 millones de euros), culminan este lunes con una aparición del monarca en el balcón del Gran Palacio Real para ser aclamado por sus súbditos y una audiencia más tarde con miembros del cuerpo diplomático.

No se ha invitado a los actos de estos tres días a mandatarios o representantes de las casas reales extranjeras por decisión de las autoridades locales. 

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