Médicos y fisioterapeutas israelíes que vinieron con grupos de asistencia luego del temblor lo llevaron a Israel para que se sometiese a nuevas operaciones y a un tratamiento de rehabilitación.
Tres años después, este bailarín profesional de 31 años está de nuevo en acción,
Contorneándose al ritmo de salsa, cha-cha y samba. La prótesis que lleva en la pierna no parece molestarle.
Exantus dice que es la misma persona que antes del terremoto del 12 de enero del 2010.
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Pero está claro que la vida de quien de joven fue apodado "Gladiador" fue cambiada por el desastre que mató a decenas de miles de personas hace tres años y generó las amputaciones de extremidades de entre 4.000 y 6.000 sobrevivientes por infecciones derivadas de la gangrena.
Exantus cojea levemente al caminar. No baila tan rápido como antes, no tiene el mismo equilibrio y no puede hacer algunos movimientos que antes hacía, como hacer volar a su pareja por sobre sus hombros.
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Aprendió a ignorar las miradas y los comentarios que hacen quienes lo ven, producto de un viejo estigma hacia las personas con incapacidades. Ya antes del terremoto había pocas instituciones para los discapacitados en Haití y mucha gente los consideraba personas anormales.
"No me preocupa lo que la gente diga de mí o de cómo me ve la sociedad", sostuvo Exantus, quien se casó con su novia en julio en una sala de baile.
Mientras que algunos lo ven como un marginado, para sus amigos es un ejemplo a imitar: No tiene lástima de sí mismo, siempre dijo que volvería a bailar y lo hizo. Es parte de una compañía de bailes latinos y da clases.
"Algunas víctimas del terremoto se quedaron en el mismo sitio donde estaban y no pueden hacer nada" con sus vidas, afirmó su pareja de baile y amiga Modeline Gene Arhan, de 26 años.
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Georges tiene metas. Siempre piensa en lo que quiere lograr".
Ya hizo realidad uno de sus sueños.
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"Mientras esté vivo", dijo Exantus, "seguiré bailando".
Puerto Príncipe (Haití)