

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
En julio de 2025, una familia bogotana que soñaba con conocer el mar de los siete colores fue hallada sin vida en la habitación 404 del hotel Portobelo, en San Andrés. La pareja conformada por Viviana Canro y Nelson Martínez, junto a su hijo de cuatro años, Matías, murió en circunstancias que desconcertaron a sus seres queridos y al país entero. No había señales de violencia, ni heridas, ni armas. Solo silencio, dolor y una incógnita que tardó semanas en resolverse.
Un equipo de Séptimo Día viajó a la isla para investigar el caso, acompañados por Orlando Canro, padre de Viviana y abuelo del menor. Lo que encontraron fue una historia marcada por la ilusión y una muerte que pudo haberse evitado.
Viviana Canro era una estilista de 42 años, mientras su esposo Nelson Martínez, de 52, trabajaba como conductor de rutas escolares. Ambos vivían en Bosa, al sur de Bogotá, y habían formado una familia con hijos de matrimonios anteriores. “Yo tenía 8 años y mi hermano tenía 9 años cuando apareció Nelson en nuestras vidas”, recordó Mayerly Hurtado, hija de Viviana.
Nelson y Viviana se casaron en 2018. “Con ella tuvo una muy buena relación, ella era una excelente mujer. Yo le dije como esta esta sí es”, dijo Carolina Martínez, hija de Nelson. En 2021 nació Matías, el hijo de ambos. “Era la adoración de esta casa. Él llegó a darles mucha felicidad”, dijo una de las hijas.
En mayo de 2025, Viviana y Nelson decidieron cumplir un sueño: llevar a los padres de Viviana a conocer el mar. “Ella me dijo, ‘yo quiero que mi mamita y mi papito vayan y conozcan el mar’”, recordó Cecilia Zuluaga, madre de Viviana.
Durante un año, la pareja trabajó horas extras y pagó el viaje por cuotas. “Ese viaje lo estuvo pagando por cuotas durante 1 año”, relató Orlando. El pequeño Matías también estaba emocionado. El 9 de julio de 2025, la familia llegó feliz a San Andrés.
Desde la primera noche, Viviana expresó incomodidad con la habitación asignada. “¿Qué le molestó a su hija de esta habitación? El olor. Yo le dije, ‘mamita, el de arriba está peor, sin aseo, sin toalla, sin papel higiénico, sin jabones’. Entonces, mi hija se disgustó también”, relató Orlando.
Publicidad
Viviana le habló a su hija Mayerly en Bogotá para contarle lo que ocurría. En audios de WhatsApp, expresó su molestia y solicitó el cambio de habitación, pero le dijeron que sería posible al día siguiente.
A pesar del malestar, la familia decidió disfrutar su primer día de playa. En la noche, hicieron planes para recorrer la isla al día siguiente. “Quedamos de que nos levantamos temprano, salíamos, alquilamos un carrito para recorrer la isla”, dijo Orlando.
La mañana del 11 de julio, Orlando bajó a la cafetería, tomó café y lo llevó a la habitación de su hija. Golpeó la puerta, llamó al celular, insistió. Nadie respondió. “Insistí casi 30 veces”, dijo. Preocupado, subió a contarle a su esposa. Cecilia sintió una punzada en el pecho y pidió en recepción que abrieran la puerta.
“Cuando la puerta se abrió, veo a mi hija, ahí en el pasillito tiradita en el piso, yo la vi, Dios mío, se me vino el mundo encima”, relató Orlando. “Miré a la cama y veo a mi yerno y a mi niño ahí juntos”.
Publicidad
Viviana, Nelson y Matías estaban muertos. “Empiezo a gritar que por qué, que me dieran explicación”, afirmó la madre de Viviana. “Yo decía, ‘¿Qué pasó, Dios mío?’ Pero yo no veía nada, yo no vi sangre, yo no vi riña, no vi nada”, dijo Orlando.
Cerca de las 8 a.m., el mayor Miguel Ángel Martínez, comandante de la Policía de San Andrés, llegó al lugar. “La primera hipótesis era si alguien había entrado, los elementos personales se encontraban, pudimos establecer que no se trató de un hurto”, explicó.
Sin heridas visibles, la sospecha se centró en una posible intoxicación. Había rastros de vómito en la habitación. Seis días después, una revisión técnica descartó una fuga de gas.
El 14 de julio, el hotel Portobelo reveló un dato clave: el día 10 de julio se había realizado una fumigación en la habitación 405, contigua a la 404 donde se hospedaba la familia. El procedimiento se hizo por la posible presencia de chinches. El hotel aseguró haber contratado a una empresa especializada para el control de plagas.
La empresa Livco E.U. fue la encargada de la fumigación. El técnico Michael Garzón reportó haber utilizado un producto llamado Demand Duo. Sin embargo, este no contiene fosfuro de aluminio, el químico que, según la autopsia, causó la muerte.
El 26 de agosto de 2025, Orlando Canro recibió el documento que esperaba con dolor: el informe de la autopsia. “Intoxicación exógena por fosfina, que hicieron una fumigación en el 405 y que se pasó a la otra habitación, esa fue la causa de la muerte”, dijo.
La fosfina es un gas mortal. Este químico es altamente tóxico y se utiliza para principalmente fumigaciones en lugares abiertos, no en espacios cerrados.
El hotel aseguró que el técnico no reportó el uso de fosfuro de aluminio. “Al parecer, esta empresa utilizó un producto de fumigación que no está permitido y un producto que no reportó al hotel haber utilizado”, dijo un vocero del hotel.
Publicidad
El equipo de Séptimo Día buscó al dueño de Livco E.U. para obtener respuestas. “No tengo nada que decir”, fue su declaración.
“Nosotros vinimos cinco y eso es lo triste que solo volvimos sino dos con vida”, dijo Orlando. La familia Martínez Canro soñó con unas vacaciones en el mar. Lo que encontraron fue una tragedia que dejó huellas imborrables.
“Lo más triste nuestra vida”, concluyó el padre de Viviana.
Publicidad
La Fiscalía continúa con la investigación por presunto homicidio culposo. La familia de las víctimas espera que pronto se haga una imputación de cargos a los presuntos responsables. Mientras tanto, el país sigue preguntándose cómo una fumigación pudo terminar con la vida de tres personas en durante unas vacaciones familiares.