El rey de Tailandia Bhumibol Adulyadej falleció el 13 de octubre de 2016 tras más de 70 años de reinado. Considerado el monarca más longevo en el trono, sumió al país asiático en el desconsuelo mientras su hijo pedía tiempo antes de ser proclamado nuevo soberano.
"Falleció plácidamente en el hospital de Siriraj", informó el palacio real en un comunicado. Tenía 88 años.
En el recinto del centro médico donde estaba internado el rey, cientos de personas se congregaron, consternadas y en lágrimas, para rezar por el monarca.
Aunque no tenía poderes políticos, el rey conservó en esta sociedad budista su imagen tutelar y protectora de sus súbditos.
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Los tailandeses le consideraban el único cimiento de una nación muy dividida.
Bhumibol Adulyadej subió al trono en 1946, tras la muerte inexplicada de su hermano y muchos tailandeses no han conocido nunca a otro soberano.
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El rey, hospitalizado casi ininterrumpidamente en sus últimos hace dos años, no había vuelto a aparecer en público hasta un año antes de su deceso.
Adulyadej tenía un estatus de semidiós en Tailandia desde hace décadas. Sus retratos están omnipresentes en todo el país y el culto a la personalidad del rey se reforzó todavía más desde el golpe de Estado militar del 22 de mayo de 2014.
En esa sociedad budista, el rey conservó su imagen tutelar y protectora de sus súbditos.
La última década de su reinado estuvo marcada por una gran inestabilidad política, con dos bandos enfrentados: las élites ultramonárquicas (identificadas como los "amarillos") y los partidarios del ex primer ministro Thaksin Shinawatra (los "rojos").
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El último de una larga serie de golpes de Estado se llevó a cabo en nombre de la salvaguardia de la monarquía por unas fuerzas armadas preocupadas por blindar el escenario político al acercarse la sucesión.