El candidato de ultraderecha espera imponerse en primera vuelta para evitar unas segundas votaciones donde Fernando Haddad, candidato del PT, sería el favorito.
Los brasileños votaban este domingo en un clima de tranquilidad que contrasta con la agresiva campaña que polarizó al país y dejó al ultraderechista Jair Bolsonaro como favorito para la primera vuelta.
Tras votar por la mañana en la zona oeste de Rio de Janeiro, Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), reiteró su expectativa de liquidar el pleito sin necesidad de una segunda vuelta, prevista el 28 de octubre si ningún candidato obtiene más de la mitad de los votos válidos.
"El 28, vamos a la playa", declaró el excapitán del Ejército, de 63 años, que el 6 de septiembre fue apuñalado durante un mitin de campaña.
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Pese a su fuerte crecimiento desde el atentado, los últimos sondeos le atribuyen un 40% de intenciones de votos, aún lejos de ese objetivo.
El segundo colocado, Fernando Haddad (25%), del Partido de los Trabajadores (PT izquierda) del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, votó en la zona sur de Sao Paulo, donde fue recibido por militantes al grito de "Brasil, urgente, Haddad presidente", en tanto que vecinos de ese acomodado barrio golpeaban sus cacerolas para expresarle su rechazo.
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Bolsonaro y Haddad son los favoritos y al mismo tiempo los candidatos con mayor índice de rechazo. Las encuestas los colocan en virtual empate técnico en caso de balotaje, con tendencia a favor de Bolsonaro (45%-43% según Ibope y 45%-41% según Datafolha).
Clara Gentil, una electora de Rio de Janeiro, se presentó a la oficina de voto en el barrio de Copacabana usando una camisa con la inscripción "Él No", que sirvió para congregar a quienes quieren impedir la llegada al poder del diputado Bolsonaro, quien a lo largo de su carrera acumuló pronunciamientos misóginos, homófobos y racistas y justificó los métodos de tortura de la dictadura militar (1964-1985).
"Los brasileños fueron manipulados para votar por odio. Entonces esta elección es más importante que las otras. Ahora hay recesión, hambre, gente viviendo en las calles, desempleada", explicó.
Roseli Milhomem, una abogada de Brasilia, de 53 años, cree en cambio que la solución de los problemas de Brasil pasa por Bolsonaro.
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"Tenemos que elegir a alguien que cambie las cosas realmente. Basta de corrupción, nuestro país es demasiado rico como para estar en manos equivocadas", declaró.
Unos 147,3 millones de brasileños están llamados a votar en estas elecciones que son también legislativas, de gobernadores y de representantes de las asambleas de los estados.
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Las oficinas de voto cerrarán a las 17H00 (22H00 GMT) en el huso horario del estado de Acre (norte). Los resultados definitivos deberían conocerse en menos de dos horas.
El vencedor reemplazará el 1 de enero al presidente conservador Michel Temer, el más impopular desde el fin de la dictadura militar.
Guerra en las redes
La campaña estuvo marcada por la impugnación de la candidatura del expresidente Lula (2003-2010), que era el favorito, así como por el atentado contra Bolsonaro y por una guerra de noticias falsas y desmentidos en las redes sociales, que le sacaron protagonismo a la televisión.
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Los candidatos del centro nunca lograron despegar o su apoyo se derritió rápidamente, en un ambiente pasional. El tercero colocado, el centroizquierdista Ciro Gomes, tiene entre 13% y 15% de intenciones de voto.
Un elector de Gomes, Paulo Moreira, un ingeniero de 45 años, expresó su deseo de que el país supere esta fase de confrontaciones, tras emitir su voto en Brasilia. "Espero que las divisiones que vemos ahora se cierren rápidamente y que podamos unirnos", declaró.
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Haddad, heredero de bienes y pendencias
Haddad, un exalcalde de Sao Paulo poco conocido en otras regiones, trató de identificarse a fondo con Lula y pudo así heredar una buena parte del electorado de su mentor, sobre todo entre la población pobre que mejoró sus condiciones de vida bajo su gobierno.
Pero también heredó el odio que Lula inspira entre quienes le reprochan los escándalos de corrupción revelados por la Operación Lava Jato y la crisis económica en la que se sumió el país bajo el mandato de su heredera política Dilma Rousseff, destituida por el Congreso en 2016.
En la última semana, Bolsonaro recibió apoyos de poderosos sectores, como el agronegocio y las iglesias evangélicas.
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También de jugadores de fútbol, entre ellos el legendario Ronaldinho Gaúcho, quien publicó una foto en Twitter vistiendo una camiseta con el número 17, de las listas de Bolsonaro.
En su último video en Facebook, Bolsonaro prometió gobernar "inclusive" para los ateos y para los gays.
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"Gobernaremos para todos, independientemente de su fe religiosa, incluso para quien es ateo. Gobernaremos para todo el mundo, para los gays incluso, que hay gays que son padres, que son madres", afirmó.
Uno de los temores es que una victoria de Bolsonaro saque de la esfera virtual la intolerancia contra grupos minoritarios.