"Esto es peor que un terremoto", se lamenta Juan Carlos Donoso, un campesino que vive cerca de Litueche, en la región de O’Higgins, una de las zonas más castigadas por los peores incendios forestales de la historia de Chile.
"Tenemos harto (mucho) miedo porque somos campesinos, tenemos animales que se han quemado, mucho pastizal y casas", dice a la AFP.
Al igual que este hombre, muchos agricultores se afanan este martes junto a miles de brigadistas y otros voluntarios en controlar las llamas, que en una semana han destruido 155.000 hectáreas.
Mientras, aguardan la ayuda prometida de países como Francia, México y Estados Unidos.
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Tratan de evitar que sus casas, en su mayoría de madera, sean consumidas por estos voraces incendios. Sus animales que no sucumbieron deambulan entre las cenizas buscando los pocos pastizales que quedan para alimentarse.
"Ha sido la más grande catástrofe, algo nunca visto", comenta a la AFP Paulo Morales, otro vecino de la zona que con pala en mano ayuda junto a una veintena de amigos a los brigadistas de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) a cercar el fuego, abriendo caminos con maquinaria pesada.
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Helicópteros trabajan para sofocar llamas de varios metros de altura que se avivaron a unos cinco kilómetros de Litueche, debido a las intensas ráfagas de viento y la alta temperatura reinante en la zona.
"Necesitamos más ayuda del gobierno, que manden más helicópteros porque la única forma de apagarlos es con helicópteros", sostiene el campesino.
Fondos extraordinarios
La presidenta Michelle Bachelet instruyó este martes al ministerio de Hacienda "que busque recursos adicionales para, por un lado, el combate del incendio y lo que viene después, ya que hay muchas familias que han perdido todo", durante una visita a las zonas afectadas.
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La mandataria ordenó 14 medidas económicas con el fin de financiar las operaciones que realizan cerca de 4.000 personas entre bomberos, brigadistas y militares.
También para enfrentar las pérdidas y compromisos económicos que pudiesen tener los más de 4.000 evacuados y cerca de medio millar de damnificados, en su mayoría agricultores, que ha dejado esta emergencia, según un último informe de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi).
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Tras una semana de haberse iniciado los incendios forestales, 36 focos siguen activos, 50 están controlados y tres fueron extinguidos en zonas rurales de siete regiones, principalmente en O’Higgins y el Maule, que se encuentran bajo estado de catástrofe.
Los incendios durante el mes de enero cobraron la vida de tres brigadistas y otros tres se encuentran heridos de gravedad.
Bachelet realizó una inspección aérea cerca de la localidad de Pumanque, en la región de O’Higgins, a unos 120 km al sur de la capital chilena, donde un incendio consumió más de 44.000 hectáreas de bosques y cultivos, el más agresivo de los últimos 50 años.
Ayuda internacional
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Además de las medidas adoptadas por el gobierno de Bachelet, arribó a Santiago un grupo de especialistas franceses, luego de que el presidente Francois Hollande comprometió la colaboración de su país durante una visita que hizo a Chile el fin de semana.
En tanto, Estados Unidos ofreció 100.000 dólares para la reposición de equipos, mientras que el presidente mexicano Enrique Peña Nieto anunció el envío de brigadistas.
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También llegará a Chile un avión Boeing 747 considerado la mayor aeronave para combatir incendios del mundo con capacidad para 73.000 litros de agua, cuyo costo será financiado por la familia Walton, dueña de los supermercados estadounidenses Walmart.
Desde julio del año pasado, más de 248.000 hectáreas fueron consumidas por las llamas en Chile, según la Corporación Nacional Forestal (Conaf).