Roy Moore, acusado de haber acosado a menores, es apoyado por el presidente Donald Trump, mientras que Doug Jones recibió la venía del exmandatario Barack Obama.
La campaña se centró en Moore, un exjuez ultraconservador que quiere llevar al Senado su activismo religioso, pero que desde hace un mes es acusado de haber manoseado y acosado a dos menores en la década de 1970.
El candidato republicano cuenta con el apoyo inquebrantable de Trump, que ha pedido en reiteradas ocasiones el voto para Moore a los tres millones de ciudadanos llamados a las urnas.
Pero el escándalo ha abierto la posibilidad de que el escaño pase a manos demócratas por primera vez en un cuarto de siglo.
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La polémica ha abierto además un debate dentro del Partido Republicano: congresistas y figuras relevantes de la formación han pedido a Moore retirarse, pero han acabado resignándose a una especie de derrota, sea cual sea el resultado.
Si gana, los republicanos podrían acabar "manchados" por el escándalo, en pleno examen de consciencia estadounidense ante la proliferación de denuncias públicas de acoso sexual contra personas conocidas.
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Si pierde, la mayoría en la Cámara Alta del Congreso se quedaría con 51 de los 100 escaños, un margen de maniobra muy reducido para lograr avanzar sus propuestas.
Ante esta situación, Trump entró de lleno en la campaña para conservar el puesto que dejó vacante Jeff Sessions al ser nombrado fiscal general, sin pensar en las elecciones legislativas de 2018 o en cómo quedará la imagen de los republicanos.
"La más importante de la historia"
Esta campaña, la primera por una banca en el Senado desde que Trump es mandatario, ha sido muy virulenta.
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"Necesito que Alabama vote por Roy Moore", repitió Trump.
Moore ha adoptado la estrategia trumpista y ha calificado de "fake news" (noticias falsas) las acusaciones de las mujeres.
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Además de su discurso tradicional en contra del aborto, los homosexuales y los transgéneros, ha retomado los grandes temas de las presidenciales como la inmigración clandestina y la defensa, erigiéndose como socio de confianza del presidente.
Su esposa Kayla ha defendido además su honor y rechazado los señalamientos de racista, sexista y antisemita. "Nuestro abogado es judío", declaró, por ejemplo.
El candidato demócrata, Doug Jones, también ha recibido el apoyo de su partido, que ha invertido mucho en esta batalla.
Además de inundar el estado de anuncios, el exmandatario Barack Obama pidió votar por Jones en un intento por movilizar a la población negra, que representa un cuarto de los electores y puede ser decisiva en el resultado.
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Jones, exfiscal federal de 63 años, también busca el respaldo de los republicanos moderados y de las clases altas, que puedan sentirse molestos con las acusaciones que envuelven a Moore.
"Estas elecciones son una de las más importantes de nuestra historia", aseguró el lunes.
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Los demócratas saben de todas formas que los conservadores tentados de votar a Jones no secundan su posición a favor del derecho al aborto.
Dos candidatos conservadores más rezagados en las encuestas pueden terminar recibiendo el apoyo de las voces disidentes, sobre todo el coronel retirado Lee Busby.
Pero en la Alabama profunda, los ciudadanos son fieles a su presidente y su partido.
Moore "es inocente" hasta que alguna prueba diga lo contrario, declaró Katie Cunningham, enfermera de 48 años en Midland City. "Apoyamos a Trump, somos republicanos, lo apoyaremos hasta el final, pase lo que pase".
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