En una conferencia de prensa en el complejo de la pirámide de Sakara, a unos 30 kilómetros (20 millas) al sur de El Cairo, el ministro Mamdu el-Damaty desmintió las versiones recientes de que la pirámide de Djoser podría venirse abajo.
"Todas estas repeticiones de que hay piedras caídas dentro o fuera de la pirámide no son ciertas", afirmó el-Damaty, quien permitió que pequeños grupos de periodistas entraran en la pirámide escalonada para que vieran la cámara interior con andamiaje de acero y madera.
"Ustedes nos acompañaron al interior de la pirámide, la vieron desde adentro", les dijo el ministro. "No está destruida, está segura".
Las críticas al proyecto giran en torno a la elección del gobierno de un contratista, la empresa de construcción Shurbagy, que no tiene experiencia con antigüedades. Los críticos señalan un nuevo muro de ladrillos construido sobre la base de la pirámide, que según dicen arriesga dañar la antigua estructura.
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"Esta compañía está empañada por la corrupción, no contrataron a gente profesional", se quejó Monica Hanna, arqueóloga egipcia. Propugna la formación de un comité independiente de conservacionistas egipcios para supervisar la restauración de todos los sitios históricos de la nación.
Durante la conferencia, el-Damaty se quejó a los periodistas por no haber contactado al ministerio sobre los rumores sobre la integridad estructural de la pirámide.
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Atribuyó al cibersitio "Arqueólogos contra el golpe", administrado por islamistas partidarios del derrocado presidente Mohamed Morsi, estar dedicados a "propagar rumores que la prensa ayuda a exagerar".
El gobierno anunció recientemente una serie de programas para revitalizar el sector del turismo, que cayó casi en 46% después del levantamiento del 2011 que culminó con la destitución del presidente Hosni Mubarak.