El papa Francisco pidió a los obispos de todo el mundo evitar "pasar de largo" ante los gritos de la Humanidad e "incluir" a los marginados que "molestan" y no encajan, en la misa de clausura del Sínodo sobre la familia.
La invitación del papa fue lanzada en una misa solemne concelebrada con los 270 padres sinodales que la noche del sábado votaron y entregaron el informe final del sínodo, aprobado por amplia mayoría tras tres semanas de deliberaciones sobre los desafíos de la familia moderna.
Durante la misa, con los prelados vestidos con trajes litúrgicos verdes, el papa instó a los miembros de la Iglesia a no caer en la tentación de "pasar de largo" ante los problemas reales y dolores que padece el mundo de hoy.
"Los discípulos de Jesús están llamados a esto, también hoy, especialmente hoy: a poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva", dijo.
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"Cuando el grito de la humanidad, como el de Bartimeo, se repite aún más fuerte, no hay otra respuesta que hacer nuestras las palabras de Jesús y sobre todo imitar su corazón. Las situaciones de miseria y de conflicto son para Dios ocasiones de misericordia. Hoy es tiempo de misericordia", agregó.
El papa invitó también a los obispos y cardenales de todo el mundo que debatieron agriamente a no caer en otra tentación, que llamó "espiritualidad del espejismo", dijo.
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"Podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad sin ver lo que realmente es, sino lo que a nosotros nos gustaría ver; somos capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone delante de nuestros ojos. Una fe que no sabe radicarse en la vida de la gente permanece árida y, en lugar oasis, crea otros desiertos", aseguró.
El llamado del papa llega después de las aperturas aprobadas por el sínodo de "integrar" a los divorciados vueltos a casar civilmente en la Iglesia y de autorizarlos a acceder tras un examen de conciencia y sólo en algunos casos a la comunión.
"Hay una segunda tentación, la de caer en una 'fe de mapa'. Podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos nuestra hoja de ruta, donde entra todo: sabemos dónde ir y cuánto tiempo se tarda; todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos molesta", advirtió.
Se trata de un mensaje dirigido a un buen grupo de cardenales conservadores, muy rigurosos con la doctrina, que se niegan a cambiar, sobre todo con respecto a la situación de los divorciados que se vuelven a casar y a los homosexuales, los cuales usaron todo tipo de argumentos para atacar las reformas que propone Francisco.
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Tres puntos aprobados pero con menos consenso se refieren a la propuesta de autorizar los sacramentos a los divorciados que se vuelven a casar, un fenómeno que ha aumentado en numerosos países y que ha distanciado a numerosas familias de la Iglesia.