
Una de las controversias que han surgido durante los días previos al inicio del cónclave, el próximo 7 de mayo, es la incidencia que el cardenal peruano Juan Luis Cipriani pueda tener en la decisión para decidir al nuevo papa, ya que en 1983 fue acusado de abuso sexual a una menor de 16 años, aunque nunca aceptó su responsabilidad.
Debido a este escándalo, en 2019, según un comunicado del Vaticano de enero pasado, el papa lo forzó a exiliarse de Perú, a no hacer declaraciones y a no llevar los hábitos o los símbolos cardenalicios. Incluso, de acuerdo con la prensa internacional, le prohibió participar en el próximo cónclave, lo cual tampoco es posible para él porque tiene 81 años, y la edad límite para votar por el sucesor de Francisco es 80.
A pesar de que no estará en el proceso que inicia el miércoles próximo, el cardenal Cipriani tiene acceso a las reuniones convocadas tras la muerte del sumo pontífice . Allí, los cardenales discuten prioridades en el futuro de la Iglesia Católica (como la lucha contra el abuso) y trazan el retrato de lo que será el nuevo papa. Esto ha causado rechazo de diversas voces.
José Enrique Escardó, presidente de la Red de Sobrevivientes Perú, le dijo a Noticias Caracol en vivo que "hay una actitud completamente irracional de parte de las autoridades del Vaticano". Además, indicó que al vocero del Vaticano, Matteo Bruni, le preguntaron en más de una conferencia de prensa sobre el tema, pero que "él no ha dicho nada, salvo que todos los cardenales pueden participar en estos en ese precónclave siempre y cuando no tenga ningún problema de salud, pero el escándalo está creciendo muchísimo".
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Así se dio a conocer la denuncia contra Juan Luis Cipriani
Escardó comentó que en 2019, cuando se radicó la denuncia, Cipriani, al parecer, dejó de dar declaraciones públicas y se alejó de la opinión pública en Perú, donde aún no había estallado el escándalo. "Él era muy vocal, siempre estaba presente en las noticias, siempre hacía comentarios políticos, tenía muchísimos años como arzobispo, primero de Ayacucho en la Sierra, y luego en Lima. Simplemente desapareció del mapa, no se supo más de él".
Cipriani renunció en ese año como arzobispo de Lima, debido a que ya tenía 75 años. El papa acepto la renuncia, pero lo sancionó por la denuncia. El cardenal, entonces, recalcó: "No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente de nadie ni en 1983, ni antes, ni después", escribió, y denunció que fue sancionado "sin haber sido escuchado" y "sin que se abriera un proceso".
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En el 2019, además, se le prohibió volver al Perú "salvo para cuestiones muy personales y muy urgentes", contó Escardó. No obstante, en 2020, Cipriani indicó en una carta que el sumo pontífice le permitió "reanudar sus tareas pastorales".
El tema de la denuncia por abuso volvió a la opinión pública en enero de este año, cuando Cipriani, quien fue arzobispo de Lima entre 1999 y 2019, volvió a Perú y se presentó en la municipalidad de Lima, "siendo agasajado y recibiendo una condecoración de parte del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga", según contó Escardó.
Días después, la supuesta víctima, quien actualmente tiene 58 años, afirmó que se sentía "revictimizada" al ver que el cardenal estaba siendo condecorado. Esta persona comentó nuevamente que Cipriani la tocó, acarició y besó cuando tenía entre 16 y 17 años, actos que el cardenal sigue negando.

Voces de rechazo acerca de Juan Luis Cipriani
El papa, al parecer, no se volvió a pronunciar sobre lo ocurrido. No obstante, para Escardó, el cardenal, quien fue el primer purpurado del Opus Dei, no estaría cumpliendo con las instrucciones del papa con respecto a no llevar los hábitos o los símbolos cardenalicios: "Él las sigue usando, según lo que hemos visto, un acto de rebeldía y una muestra de poder que es muy típica de él. Se paró frente al féretro del papa Francisco, se le ve yendo al funeral, donde se tomó fotos y las difundió".
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El presidente de la Red de Sobrevivientes Perú recalcó que estas acciones "para nosotros como sobrevivientes de violencia sexual dentro de la Iglesia Católica es una señal típica o una característica típica del perfil de un agresor", y dice que lo más justo es que el cardenal renuncie.
Por otro lado, Según Gareth Gore, autor de varios libros sobre el Opus Dei, lo que está haciendo Cipriani "es un acto enormemente provocador" y añadió que se trata de "una afrenta a la autoridad del difunto papa y una demostración de fuerza del ala ultraconservadora de la Iglesia antes del próximo cónclave".
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Asimismo, Anne Barrett Doyle, codirectora de la ONG Bishop Accountability, que documenta la violencia clerical, indicó que las acciones de Cipriani "ponen de manifiesto la desconexión entre las palabras y las acciones de la Iglesia en materia de abusos".
LAURA VALENTINA MERCADO
NOTICIAS CARACOL
*Con información de EFE