Con 24 años, pesa solo un más de 20 kilos. Tiene a su cargo a un hermano que padece un trastorno mental.
Wu Huayan es ejemplo de sacrificio, pero también símbolo de la desigualdad que se vive en China. A principios de mes llegó con dificultades de respiración a un hospital, pero sus problemas iban más allá debido a la mala alimentación.
La joven estaba a cargo de su hermano y no dejaba atrás sus jornadas de estudio. Su abuela, un tío y una tía le han brindado ayuda, unos 42 dólares. La mayor parte del dinero era destinada a los medicamentos de su allegado y le queda muy poco para poder alimentarse.
La situación ha despertado indignación con las autoridades chinas, a las que acusan de descuidar a personas que como Wu realmente necesitan ayuda. Pero con la rabia también vino la solidaridad.
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Las ayudas han empezado a llegar, en principio por sus vecinos, que recaudaron fondos para ella. Lo mismo hicieron sus docentes y compañeros de clase. También se han creado perfiles en plataformas para recolectar dinero.
El gobierno comprendió la situación y asignó un subsidio de 20.000 yuanes, unos 3.00 dólares, indica BBC .
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