La duquesa de Alba presumió de ser una aristócrata que nadaba contra corriente en España. El estilo distendido de vida que eligió, sus tres matrimonios y el eco que siempre tuvo en la prensa del corazón rompieron ocho siglos y 17 generaciones de rigurosa discreción.
María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva o, como se le conoce, Cayetana de Alba, la persona que más títulos nobiliarios atesoraba en el mundo según el libro Guinness de los Récords, falleció el jueves a causa de una neumonía. Tenía 88 años. (Vea también: Duquesa de Alba, hospitalizada con pronóstico reservado )
Su hijo mayor Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, de 66 años, será el décimonoveno duque de Alba y el encargado de perpetuar el legado de una de las familias de la nobleza europea con más patrimonio.
Cayetana de Alba fue parte de un linaje que se remonta a 1326 y que tiene entre sus antepasados a la reina María Estuardo de Escocia y parientes de renombre como Winston Churchill. Compartió juegos siendo apenas una niña con la reina Isabel de Inglaterra -- las dos nacieron con apenas un mes de diferencia en 1926 -- durante su infancia en Gran Bretaña, donde su padre trabajaba como embajador de España.
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La joven Cayetana se rebeló contra la tradición de su apellido y transgredió en seguida con la imagen de sobriedad que siempre había acompañado a la familia. El gusto por la ropa de color, casi de estilo hippy incluso en los últimos años de vida, y sus continuos viajes y salidas nocturnas captaron la atención de la prensa de la farándula.
"Las locuras que de verdad he cometido y que no han tenido remedio, creo que me las voy a llevar conmigo", dijo en la presentación de sus memorias "Lo que la vida me ha enseñado" en 2013. "He cometido menos locuras por amor de las que había pensado cometer. Al final, casi siempre se ha impuesto la cordura y el peso de la Casa".
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Se casó por primera vez con el aristócrata Luis Martínez de Irujo y Artacoz en 1947, en una de las bodas más grandes jamás vistas en España. Las crónicas de la época cifraron el coste en unos 20 millones de pesetas, una auténtica fortuna en aquel entonces. España vivía los rigores económicos posteriores a la guerra civil (1936-1939) bajo la dictadura de Francisco Franco. La pareja tuvo seis hijos.
Cayetana tomó las riendas de la Casa de Alba a la muerte de su padre Jacobo Fitz-James Stuart en 1953. Ella sola aglutinó entonces una impresionante herencia, que actualmente incluye 14 títulos de "Grande España", cinco ducados, palacios, tierras y fincas por todo el territorio español, además de una envidiable colección de arte con obras de Francisco de Goya, El Greco, Tiziano, Fra Angelico y Francisco de Zurbarán, entre otros.
La estimación de la revista Forbes valora la fortuna de los Alba en 3.500 millones de dólares.
Su primer marido falleció en 1972. Cayetana de Alba se casó poco después con Jesús Aguirre, un jesuita que militó en grupos de izquierda antifranquistas antes de abandonar el sacerdocio. El matrimonio no contó con la bendición de la nobleza, muy reticente a abrir las puertas de su mundo a alguien ajeno.
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La duquesa no se intimidó. Dejó su residencia del Palacio de Liria, en pleno centro de Madrid, y se trasladó al Palacio de Dueñas en Sevilla, otra de sus posesiones, atraída por el calor del sur andaluz, la pasión que sentía por el flamenco y la vida social de la gente.
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