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Hombre atropelló intencionalmente a multitud en Francia

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El Gobierno francés pidió "prudencia" y "no sucumbir al pánico" tras este y otro acto violento registrados el pasado fin de semana, presuntamente con una motivación islamista radical, mientras el ultraderechista Frente Nacional (FN) le acusó de debilidad en la lucha contra esta lacra.

Varios testimonios aseguran que en ambos casos, registrados a 250 kilómetros al sur de París y en Dijon, en el este del país, los agresores gritaron en árabe "Alá es grande".

Pero, al menos en el segundo caso, las autoridades descartan ya el móvil terrorista y religioso y lo atribuyen a "un desequilibrado mental" bajo tratamiento psiquiátrico.

El presidente francés, François Hollande, pidió "extrema vigilancia al conjunto de los servicios del Estado" y expresó su solidaridad con las víctimas, según el portavoz del Gobierno, Stéphane Le Foll.

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El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, afirmó que "solo las investigaciones judiciales en curso podrán determinar la motivación exacta de esos actos", y pidió "no sacar conclusiones precipitadas".

Cazeneuve respondió así al número dos del FN, Florian Philippot, que atribuyó ambos actos al islamismo radical y acusó al Gobierno de no combatirlo con suficiente fuerza.

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Philippot no dudó en ligar estos dos hechos con "la falta de control de las fronteras" que permite "una inmigración descontrolada", y reclamó la expulsión del país de los imanes que apelan a la violencia.

La presidenta del FN, Marine Le Pen, afirmó a través de Twitter que Francia tiene dos opciones: "Hacer una guerra total contra los fundamentalistas o contar las víctimas inocentes".

El portavoz del Gobierno criticó el intento del FN de aprovechar con fines electorales estos hechos, que atraen la atención de la opinión pública francesa en los días previos a la Navidad.

En el primero, en la tarde del pasado sábado, un francés de unos veinte años fue abatido por la policía después de que entrara en la comisaría de Joué-les-Tours, en el sur de París, e hiriera con un arma blanca a tres agentes, cuya vida no corre peligro.

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Según diversos testimonios, el agresor, de origen burundés, gritó "Alá es grande" hasta que murió, y en su cuenta de Facebook había colgado en las últimas semanas varios mensajes de apoyo al grupo terrorista Estado Islámico.

Aunque su nombre no figuraba en los ficheros policiales galos que registran a los seguidores del islamismo radical, pese a que estaba fichado por pequeños delitos, la investigación fue confiada a la sección antiterrorista de la Fiscalía.

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El domingo por la noche, un hombre bajo tratamiento psiquiátrico se lanzó a una carrera violenta por las calles de Dijon y atropelló a trece personas en diversos puntos de la ciudad, ocho de las cuales siguen hospitalizadas, según la fiscal de la ciudad, Marie-Christine Tarrare.

Aunque el agresor, francés de 40 años hijo de una argelina y un marroquí, reconoció que gritaba "Alá es grande" y que actuaba "por empatía con los niños chechenes", los investigadores consideran que no se trata de un acto terrorista ni de motivación religiosa.

"Es obra de un desequilibrado", indicó la fiscal sobre el hombre, que ha pasado 157 veces por centros psiquiátricos en los últimos años y en cuyo domicilio no se ha encontrado ningún signo religioso ni de proximidad con el radicalismo islamista.

"Declaró que estaba viendo la televisión y se vio invadido por una repentina empatía por los niños chechenes, por lo que decidió tomarla contra el Estado francés", apuntó la fiscal.

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En este segundo caso, la investigación no ha sido encargada por el momento a la Fiscalía antiterrorista y la única acusación que pesa sobre el arrestado es la de tentativa de asesinato.

El ministro del Interior reconoció que "la amenaza terrorista es real", por lo que ordenó reforzar los dispositivos de seguridad en las comisarías.

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