Josep Borrell estará dos días en Ankara, ante la inquietud de la UE por la decisión de Recep Tayyin Erdogan de abrir las fronteras.
Borrell estará dos días en Ankara acompañado del comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, y tendrá reuniones "al más alto nivel".
Según observadores, Turquía, que en 2016 llegó a un acuerdo con la UE para frenar la entrada de migrantes al bloque, decidió abrir ahora sus fronteras para presionar a Europa y obtener mayor apoyo en Siria, donde sostiene a los rebeldes en abierto conflicto con Rusia, que ayuda al régimen de Damasco.
Turquía anunció el viernes que abriría sus fronteras y dejará entrar a miles de personas para "repartir la carga", según el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
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Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien viajó a Kastanies, en la frontera greco-turca, endureció su tono.
"Los que buscan poner a prueba la unidad europea se sentirán decepcionados", martilló, junto al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.
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Von der Leyen prometió a Grecia "700 millones de euros" -la mitad inmediatamente- para gestionar la nueva ola migratoria y aseguró que Atenas recibirá "toda la ayuda necesaria".
El canciller francés, Jean-Yves Le Drian, tildó de "chantaje" la decisión de Ankara y el jefe del gobierno austriaco, Sebastian Kurz, denunció que la política turca es "un ataque contra la Unión Europea y Grecia" con la utilización de "seres humanos para presionar" a Europa.
La situación en la frontera greco-turca es tensa desde hace varios días, con enfrentamientos entre la policía griega, que lanzó gases lacrimógenos y usó cañones de agua, y los migrantes, que respondieron lanzando piedras.
El martes varios miles de migrantes pasaron la noche cerca del puesto fronterizo de Pazarkule (llamado Kastaniés en el lado griego) o junto al río Evros que separa los dos países.
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De madrugada, muchos salieron de sus tiendas improvisadas con lonas para calentarse en las fogatas y comer lo que distribuían los voluntarios, indicaron periodistas en el lugar.
Del lado griego, los guardas fronterizos encapuchados y con fusiles patrullaban junto al río para interceptar a los migrantes, mientras que otros supervisaban la zona desde torres de vigilancia.
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Tras varios días de espera, muchos migrantes parecían perder la esperanza de poder cruzar. Un afgano explicó que un amigo suyo cruzó el río pero que fue interceptado por la policía.
"Se lo quedaron todo, su dinero, sus zapatos, y le devolvieron aquí. Por eso ya no pensamos en cruzar, salvo si abren las puertas", dijo a la AFP.
"Millones" de migrantes
El lunes, Erdogan afirmó que "millones" de migrantes iban a entrar en Europa aunque por el momento son varios miles, que intentan llegar a Grecia por tierra o por mar, a través de las islas del mar Egeo.
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Entre el sábado y el lunes por la noche la policía impidió 24.203 intentos de entrada ilegal y hubo 183 detenciones, indicó el gobierno griego.
Grecia calificó la situación de "invasión" y el gobierno dijo esperar un "apoyo firme" por parte de la UE.
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En la frontera, los traficantes de personas hacen negocio. "Ahora es una actividad autorizada. Lo veo como un deber", explica uno de ellos, que dice llamarse Semih.
Apoyo estadounidense
Turquía busca el apoyo de los países occidentales en su ofensiva en Siria contra el régimen, donde las últimas semanas sufrió pérdidas importantes.
Las autoridades turcas dijeron el martes que derribaron un avión del régimen, el tercero desde el domingo, en la operación bautizada como "Escudo de Primavera" que tiene lugar en la provincia de Idlib (noroeste).
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Estos enfrentamientos tienen lugar dos días antes del encuentro entre Erdogan y el presidente ruso Vladimir Putin en Moscú.
A pesar de sus intereses divergentes, Rusia y Turquía reforzaron su cooperación en Siria en los últimos años pero la situación en Idlib está creando tensiones.
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Una delegación estadounidense, integrada por el enviado especial para Siria, James Jeffrey, y la embajadora ante la ONU, Kelly Craft, entre otros, se trasladaron este martes a la frontera turco-siria, para expresar su solidaridad con Ankara.
La guerra en Siria empezó en 2011 y ha dejado más de 380.000 muertos.