Aldo Rodríguez es el líder de Los Aldeanos, un grupo de hip hop cuyas letras, duras y directas, cuestionan muchas cosas como pocos lo han hecho. En sus brazos llevan tatuada una frase sugestiva: “el rap es guerra”.
“No estamos hablando de una revolución armada, no estamos sugiriendo que las personas tomen una pistola o armas. Estamos hablando de una revolución de pensamiento, de progreso para la sociedad”, explica.
Hasta ellos llegó el contratista serbio Rajko Bozic, tras una firma creativa estaba la Agencia de Cooperación Internacional de Estados Unidos. Su misión era reclutar decenas de músicos cubanos para proyectos disfrazados de actividades culturales.
“Ellos energizaban a la gente y la convencieron de que el cambio es posible, pienso que lo hicieron”, señala Bozic
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En realidad, según documentos obtenidos por Associated Press, la idea era impulsarlos y avivar a sus fans para desafiar al gobierno de la isla y crear una red de jóvenes que buscaran el cambio social. Algo similar a los conciertos protesta del movimiento estudiantil que ayudó a derrocar al expresidente serbio Slobodan Milosevic en 2000, una experiencia que Bozic conoce bien.
“Yo no tenía claro cuáles eran sus intenciones, pero parecía y era lo que yo estaba tratando de evitar, era la manipulación política de los aldeanos”, dice Melisa Riviere, exrepresentante de Los Aldeanos.
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Según la investigación, el proyecto fue mal manejado y al menos en seis ocasiones las autoridades cubanas detuvieron o interrogaron a personas que estaban involucradas en el programa. También les confiscaron equipos de computación que, en algunos casos, contenían información que puso en peligro a los ciudadanos cubanos que no sabían que habían sido implicados en una operación de una entidad norteamericana.
La Agencia de Cooperación asegura que no se trataba de una operación secreta.
En cualquier caso, el pretendido movimiento social no prosperó y varios músicos salieron del país o dejaron de presentarse por presiones del gobierno cubano. Su voz fue acallada.
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