El economista de centro-derecha Pedro Pablo Kuczynski lleva una ventaja de apenas 0,64 puntos porcentuales a su rival Keiko Fujimori en las presidenciales de Perú, con más del 92% de los votos escrutados, un ajustado resultado que demuestra la fractura política del país.
El candidato del partido Peruanos por el Kambio (PKK) obtenía el 50,32% de los votos frente al 49,68% de la aspirante de Fuerza Popular (FP), con el 92,6% de las actas escrutadas, según los últimos resultados difundidos por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
La diferencia entre ambos se ha reducido en las últimas horas con el recuento de los votos de las regiones rurales más alejadas de la capital, feudo del fujimorismo.
Pese a que el voto es obligatorio en Perú, la abstención se sitúa en torno al 17,8%.
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Ninguno de los dos contendientes ha proclamado victoria y, ante el estrecho margen que puede variar con los resultados de las provincias más alejadas, ambos han pedido prudencia.
Aunque en el campo del exfuncionario del Banco Mundial y exministro de Economía peruano, conocido por el acrónimo de su nombre PPK, no ocultaban la euforia por su ventaja en el recuento.
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"Aún no hemos ganado. Hay que esperar a los resultados oficiales. Tenemos que ser vigilantes en defender el voto en la mesa", dijo el domingo por la noche Kuczynski.
La hija del autócrata Alberto Fujimori (1990-2000), que ha trabajado durante los últimos años para el regreso del fujimorismo al poder 16 años después de que su padre renunciara a la presidencia de Perú por fax desde Japón, no podía esconder los ojos llorosos detrás de su sonrisa y la aparente celebración con sus seguidores concentrados en el hotel donde instaló su cuartel general.
"Vamos a esperar con prudencia porque toda la noche llegarán los votos de las regiones, del extranjero, y el voto rural del Perú profundo. Por eso estamos optimistas", dijo la candidata.
Esta es la segunda vez que Keiko Fujimori, de 41 años, podría quedar a las puertas de la presidencia tras partir como favorita en las encuestas. En las pasadas elecciones de 2011, perdió ante el presidente saliente Ollanta Humala. En esa votación, Kuczynski quedó en tercer lugar.
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Voto antifujimorista
Kuczynski empezó a ganar terreno en la recta final de la contienda. Denuncias de lavado de dinero contra el exsecretario general de Fuerza Popular Joaquín Ramírez y el manejo del caso que ha salpicado al candidato de Keiko Fujimori a la vicepresidencia José Chlimper, han evocado viejas épocas del gobierno de su padre en el que la corrupción y la compra de voluntades estaban al orden del día.
En la última semana, el "gringo", como se conoce a Kuczynski por su ligero acento, ha recibido apoyo de la mayoría de los candidatos que quedaron excluidos en la primera vuelta, entre otros el de la líder de la izquierda Verónika Mendoza.
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El núcleo duro del antifujimorismo tampoco ha bajado los brazos. La semana pasada hubo nuevas manifestaciones en todo el país para rechazar la vuelta de un Fujimori al poder.
Gobierno de concertación
En caso de que la victoria de Kuczynski se confirme, éste tendrá que buscar consensos con un Congreso de mayoría absoluta fujimorista -73 de 130 representantes- y donde sólo 18 legisladores pertenecen a sus filas.
"Vamos a tener un gobierno de consenso, no más pugnas ni enfrentamiento", dijo Kuczynski el domingo al dirigirse a sus simpatizantes, adelantándose a lo que le esperaría.
"Le espera un Congreso adverso y un archipiélago de agrupaciones regionales con proyectos personales más que colectivos. Deberá tener un fuerte trabajo de articulación", dijo a la AFP Luis Benavente, director de la consultora Vox Populi.
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Al próximo gobierno le aguardan retos urgentes como la inseguridad, el principal problema del 70% de los peruanos, los conflictos sociales en la minería, la informalidad laboral que es una de las más altas del mundo, la falta de oportunidades laborales para los jóvenes, la mejora de los medios con los que cuenta la policía o la burocracia.
Fisuras en el fujimorismo
Aunque algunos de los congresistas del fujimorismo han manifestado su disposición a trabajar con el nuevo gobierno, ha habido otros representantes que siguen defendiendo la posibilidad de una victoria en los comicios celebrados el domingo.
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Una segunda derrota de Keiko Fujimori podría abrir fisuras en su liderazgo en el partido, como lo demuestra que su hermano Kenji, acérrimo defensor del legado de su padre, no votara el domingo. Éste no ha escondido su intención de presentarse a las próximas elecciones en caso de una derrota de su hermana.