Los fanáticos del cine celebraron el cambio de parecer en torno a la obra, que fue objeto de amenazas por ciberpiratas que advirtieron que lanzarían violencia contra establecimientos que la exhibieran.
La decisión original de las salas de cine y de Sony, de abstenerse de exhibir la cinta, suscitó una lluvia de críticas, incluida la del presidente Barack Obama.