La Policía de Australia acusó este miércoles de homicidio involuntario al agente que redujo con un táser a una mujer de 95 años
el pasado mayo cuando portaba un cuchillo dentro de una residencia de abuelos y quien falleció días después a raíz de las heridas causadas durante el incidente.
La Policía del estado de Nueva Gales del Sur, donde tuvo lugar el suceso, presentó un nuevo cargo y acusó de 'homicidio involuntario' al agente de policía Kristian White, de 33 años.
El pasado mayo el agente, con 12 años de experiencia y que se encuentra suspendido, ya había sido inculpado de otros tres delitos: lesiones graves por imprudencia temeraria, agresión con lesiones reales y agresión común.
"Este cargo adicional se produce tras la muerte de Clare Nowland, de 95 años", subraya el comunicado al indicar que el oficial debe comparecer el 6 de diciembre ante un tribunal de la localidad de Cooma, a unos 430 kilómetros al suroeste de Sídney, para la lectura formal de esta última acusación.
El incidente ocurrió el 17 de mayo cuando el policía y un compañero acudieron a la residencia de ancianos de Yallambee, en Cooma, tras una llamada porque la abuela, llamada Clare Nowland y que sufría demencia senil, estaba 'armada' con un cuchillo.
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Cuando la mujer se negó a soltar el cuchillo y se acercó 'lentamente' en su andador a los agentes, el oficial le disparó con su pistola táser en el pecho y la espalda propiciando que la abuela, de unos 43 kilogramos de peso y 1,57 centímetros de altura, cayera y se golpeara la cabeza.
Tras el suceso, que conmocionó al país, la anciana fue ingresada con una fractura en el cráneo en un hospital, en donde murió el 23 de mayo.
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Este caso puso de nuevo de relieve el polémico uso de los táser por parte de la policía australiana, cuestionada por organizaciones garantes de derechos como Amnistía Internacional.
En 2012, el estudiante brasileño Roberto Curti perdió la vida en Sídney tras recibir 14 descargas eléctricas por parte de unos policías, en un incidente en el que un tribunal del país halló culpable en 2014 a cuatro oficiales por el uso excesivo de la fuerza que derivó en la muerte de Curti, quien sufría un episodio psicótico tras ingerir una sustancia psicotrópica.