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Su compañero de cuarto pensó que solo se encontraba indispuesto, sin imaginar que en realidad estaba muerto.
Recurrentemente era común ver a Somchai Singkhorn, de 40 años, acostado en su cama en Tailandia con cerveza y frituras en mano disfrutando del fútbol a través de la pantalla de su celular.
“Siempre se quedaba despierto hasta tarde concentrándose en su teléfono antes de dormir. Anoche, cuando lo vi con vida por última vez, estaba haciendo eso, lo mismo que otras noches”, detalló su amigo.
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A la mañana siguiente, Singkhorn tenía quemaduras en el brazo y el cuello con la forma del cable de los auriculares, que al parecer también funcionó como conductor de electricidad.
Lo más curioso es que su compañero se dio cuenta que no se había levantado para laborar y llamó al trabajo para justificar que el hombre se sentía mal, cuando en realidad estaba muerto.
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Su jefe llegó al lugar de residencia para comprobar qué estaba sucediendo y fue cuando se enteraron de la cruel realidad.
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