Tailandia rindió este viernes tributo en una emotiva ceremonia a las 8.200 personas que murieron en el país por el tsunami de 2004, con la asistencia del primer ministro Prayuth Chan-ocha y familiares de las víctimas y supervivientes.
"Vivimos en un mundo donde se han incrementado los desastres naturales (...) Tenemos que aprender de lo ocurrido para encontrar las medidas más efectivas que mitiguen la devastación de estos incidentes", dijo Prayuth en su discurso durante el acto de homenaje organizado en la ciudad de Khao Lak, donde perecieron más de 3.000 personas.
La mañana del 26 de diciembre de 2004 un terremoto de 9,1 grados frente a las costas de la isla indonesia de Sumatra produjo un tsunami que se cobró la vida de 230.000 personas en los 15 países bañados por el océano Índico en los que golpeó.
En Tailandia, al menos un tercio de las víctimas mortales fueron turistas extranjeros.
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"Tenemos que trabajar antes, durante y después de que una crisis como esta suceda para salvar miles de vidas (...) El aprendizaje no está terminado", recordó Valerie Amos, representante de las Naciones Unidas para Labores Humanitarias y de Emergencia.
A la ceremonia, celebrada frente a la patrullera 813 de la Marina tailandesa que quedó varada a unos tres kilómetros tierra adentro y principal monumento de recuerdo para la tragedia, fueron invitados más de un centenar de familiares y amigos de víctimas mortales y supervivientes a la catástrofe.
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Los asistentes guardaron un minuto de silencio para recordar a los fallecidos antes de proceder a la lectura de poemas en su honor y al pasamanos de velas.
"La destrucción es difícil de entender (...) El tsunami de 2004 nos enseñó cuán vulnerable es el mundo frente a desastres naturales", declaró Magareta Wahlstrom, representante especial de la ONU para la Reducción de Riesgos en Desastres.
En Banda Aceh, en el norte de Sumatra, la zona más afectada por el tsunami con unos 170.000 muertos, miles de personas se reunieron anoche en una oración que tuvo lugar en la mezquita de Baiturrahman.
El edificio religioso fue uno de los pocos que se mantuvo en pie y sirvió como refugio para alojar a los damnificados en los días posteriores al desastre.
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Los expertos mantienen que la prevención es la más fiable defensa contra el poder destructor de un tsunami.
El Centro Nacional de Alertas de Desastre y Divulgación tailandés tiene instaladas 138 torres de alerta y dispone de tres boyas con sensores modernos para detectar la formación de olas gigantes, una cerca de la costa y las demás en el golfo de Marhahan, que comparte con Birmania (Myanmar).
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"Los sistemas de alerta son caros y su mantenimiento es costoso, pero cada uno de ellos nos permitiría salvar la vida de miles de personas si un nuevo desastre sucediera", comenta a Efe Dao Darosuwan, trabajadora del organismo tailandés.
La modelo checa Petra Nemcova, quien tras sobrevivir al tsunami del 2004 fundó una organización no gubernamental que se dedica a construir escuelas en áreas azotadas por un desastre natural, remarcó la importancia de la "educación" para evitar más muertes.
"El día empezó como un maravilloso día soleado. Fui a la playa con mi pareja y al volver empezamos a hacer las maletas, ya que debíamos dejar el hotel en dos horas. Así es como nos sorprendió el tsunami. Así comenzó nuestra nueva vida", recordó Petra, quien perdió a su pareja en la tragedia.