Hernán Penagos, registrador nacional, calcula que hay un millón y medio de colombianos que viven en las zonas más remotas del país y que no tienen ningún tipo de identificación. Uno de sus propósitos al frente de la entidad es corregir el déficit de derechos para esas personas.Investigadores de Santander comprueban que el selenio puede contrarrestar niveles de mercurioNoticias Caracol acompañó al registrador nacional a una jornada de identificación en la Sierra Nevada de Santa Marta, más exactamente en la quebrada Sol, un valle recóndito incrustado en esa cordillera inexpugnable.Allí vive una comunidad de 300 campesinos. Llegar hasta ellos es una odisea, pues a duras penas suben a lomo de mula. Al menos 20 funcionarios de la Registraduría arribaron a la zona para realizar una jornada masiva de identificación en el territorio.¿La razón? El 80% de los indígenas kogui no tienen registro civil, tarjeta de identidad o cédula. Es decir, no tienen cómo saber quiénes son, cuántos son o dónde están.“Datos mundiales y latinoamericanos dicen que cerca de mil millones de personas en el mundo no tienen identidad jurídica. Nosotros calculamos que en Colombia fácilmente hay un millón y medio de personas sin ningún tipo de identidad. Podemos decir que los habitantes de una ciudad como Barranquilla no están identificados”, indicó el registrador Penagos.A orillas del río Guachaca, en Magdalena, el registrador sostiene que, si un Estado dice ser democrático, tiene que garantizar a sus ciudadanos, como mínimo, una identificación sin importar lo lejos que vivan o lo que haya que hacer para encontrarlos.“Una persona que no está identificada no goza de ninguna oferta del Estado, subsidio o transferencia. El derecho a la salud se vuelve precario, la vivienda es impensable y el derecho a la educación es nulo. No podríamos decir que son colombianos porque no tienen un registro civil del Estado. Eso ocurre en toda Latinoamérica, no digo que sea solo Colombia”, puntualizó el funcionario.Según la Registraduría, Magdalena, Vichada, Guaviare, Amazonas, Cesar, Chocó y La Guajira son los departamentos donde se presume que hay más colombianos sin identificar.Comunidades enteras de indígenas, afros y campesinos que la Registraduría no sabe sus nombres, apellidos, géneros, grupo sanguíneo, identidad de sus papás o dónde nacieron. Millón y medio de personas en Colombia jamás han votado.“Colombia es un país sui generis, es un país difícil desde el punto de vista geográfico. Hay lugares demasiado apartados donde los colombianos no van ni al centro poblado más cercano. El desplazamiento en Colombia también ha generado problemas de identificación que son importantes. La desidia de los gobernantes y del Estado también influye”, acotó el registrador Penagos.Bueno, lo primero es que Colombia es un país sui generis, es un país difícil desde el punto de vista geográfico, hay lugares demasiado apartados donde inclusive los colombianos ni siquiera se animan a ir al centro poblado más cercano. En segundo lugar, el desplazamiento en Colombia también ha generado problemas de identificación importantes. Y en tercero, también hay que decirlo, la desidia de los gobernantes, la desidia del Estado.Durante esta jornada, los funcionarios de la Registraduría lograron en 4 días identificar a 472 indígenas, expedir 152 registros civiles, 79 tarjetas de identidad y 241 cédulas. La mayoría de los colombianos tuvo que caminar durante horas o días para alcanzar ser beneficiado.Antes de regresar a Santa Marta, el registrador Penagos hizo una parada en Dibulla, La Guajira. Allí pasó por la sede de su entidad y constató las dificultades propias de tener a un solo funcionario y se comprometió con más jornadas de identificación en ese departamento.Mientras llegan las elecciones presidenciales y legislativas de 2026, el registrador Penagos se propuso identificar al menos a la tercera parte del millón y medio de colombianos que sobreviven en los territorios más inhóspitos del país.¿Mancuso traerá pruebas sobre militares, políticos, empresarios y fiscales?
Con aplausos, sonrisas y hasta abrazos, en Nemocón muchos celebraron la llegada de las lluvias. Y es que fueron muchas las oraciones y plegarias durante estos 5 días de incendios, para que un aguacero sofocara las llamas.¿Milagro en Pamplona? Imagen de la Virgen quedó intacta tras incendio que acabó con todo alrededor“Dicen que la fe mueve montañas y aquí el milagro se hizo”, expresó Cristian Carrillo, alcalde de Nemocón.Y es que el país fue testigo de las llamas que arrasaron con cientos de hectáreas de bosque y del deseo que tenían muchos en esta región, de que lloviera después de varios días de sequía e intenso calor.Para los organismos de socorro, la lluvia en Nemocón trajo consigo un alivio para las labores que incansablemente han venido realizando en las zonas de conflagración.“Eso nos cambia absolutamente las condiciones, ya podemos tener un control absoluto de la situación, refrigerar los puntos calientes a los que no logramos llegar por la topografía”, celebró un voluntario de la Defensa Civil.Por ahora solo resta esperar el amanecer para que los organismos de socorro verifiquen las zonas afectadas por el incendio y puedan dar la noticia que todo esperan, que la emergencia cesó.Incendios forestales en Santander: hectáreas de frailejones han sido arrasadas, pero "hay esperanza"De otro lado, en la Sierra Nevada de Santa Marta, desde hace más de tres días intentan apagar un incendio forestal que ya ha consumido varias hectáreas vegetación en el municipio de Pueblo Bello y Valledupar. La aparición de nuevos puntos de calor preocupa a las autoridades.“Los focos en los incendios de la zona de Monte Sion y Jimaín todavía están activos, también en la zona de la guitarra. Los campesinos están ayudando, comprometidos, porque temen que va a afectar una fuente hídrica que es donde ellos se abastecen de agua”, informó el sargento Julio Ramírez, vocero del Cuerpo de Bomberos de Valledupar.En Pamplona, Norte de Santander, fue decretada la calamidad pública por un incendio forestal que ya ha consumido 180 hectáreas de vegetación y que ya completa 4 días activo. En una de las zonas donde ya fue apagada la conflagración se encontró una imagen de la Virgen del Carmen que quedó intacta tras el paso de las llamas.En parte baja de cerros orientales de Bogotá, captan a hombre prendiendo fuegoAdemás, en medio de las altas temperaturas en Vichada, un aguacero que cayó sobre el Parque Nacional Natural El Tuparro ayudó a apagar el incendio que consumió más de 8.000 hectáreas de bosque.En la ribera del río Bita también fue controlada una conflagración que consumió más de 10 mil hectáreas de vegetación.“Se calculan aproximadamente 10.000 hectáreas, afectando la biodiversidad. Es de aclarar que en esta zona está nuestro río protegido, el río Bita. También hay una zona Ramsar muy aledaña, por lo cual la preocupación era muy alta”, enfatizó Elkin René García, coordinador de Gestión del Riesgo de Vichada.El grave incendio forestal que se registró en el Páramo de Siscunsí - Ocetá, en el departamento de Boyacá, acabó con cientos de frailejones. Sin embargo, gracias a la comunidad y a los diferentes organismos de socorro que se arriesgaron para trabajar en la noche, la conflagración se pudo controlar y una helada que cayó en la madrugada terminó de extinguir los pocos focos que quedaban en medio de esta emergencia.En Aguazul, Casanare también fue controlado el incendio forestal que consumió 60 hectáreas de bosque. En la zona los organismos de atención de emergencias sofocaron las llamas tras cuatro días de labores.
La Unesco inscribió este martes en su lista de patrimonio cultural inmaterial el sistema de conocimiento ancestral de los pueblos colombianos Arhuaco, Kankuamo, Kogui y Wiwa, ubicados en la Sierra Nevada de Santa Marta.Indignación por mujer que trepó hasta lo alto de la pirámide de Kukulcán, en Chichén ItzáLa decisión fue comunicada en su cuenta de Twitter por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), adoptada por el Comité del Patrimonio Inmaterial que se reúne esta semana en Rabat.Según explica el expediente de la candidatura presentado por el Gobierno de Colombia, este sistema de conocimiento ancestral es una estructura de creencias que "se refiere al conjunto de reglas, pautas y normas de cuidado para el mantenimiento original del mundo".El cumplimiento con los principios de este sistema de creencias supone para los habitantes de los cuatro pueblos indígenas, situados en el norte de Colombia, la guía para prevenir la vuelta del caos al universo.Este sistema de conocimiento implica, según el documento, "una perfecta comprensión del territorio, considerando el mar, los ríos, las piedras y las montañas como un organismo vivo".La Sierra Nevada de Santa Marta, donde viven estos pueblos indígenas, es el sistema montañoso costero más alto del mundo, con una superficie de aproximadamente 17.000 kilómetros cuadrados, y fue declarada reserva de la biósfera por la Unesco en 1979.Le puede interesar: En la tierra de otro: así se grabó el informe ganador de un premio Simón Bolívar
Bogotá y su vecino, el municipio de Soacha, son los destinos de miles de desplazados por la violencia en Colombia. Kennedy, Ciudad Bolívar, Bosa y Suba son las localidades que albergan a la mayoría de estas personas.Petro invitó al diálogo para resolver conflicto entre campesinos e indígenas por tierras en CaucaEn Soacha, en la comuna cuatro, Noticias Caracol conoció varias historias que son el rostro de un flagelo que se vive en Colombia desde hace décadas y no para.“Por no compartir las ideas de ellos, un grupo que me llamó y me dijo: ‘Gran hijue… se va o se muere’. Me dieron plazo de tres días y la verdad me tocó arrancar en un camión”, dijo Jorge Enrique Pachón, desplazado por la violencia.“Los paramilitares, guerrilla y militares, incluidos los falsos positivos. Toda esa clase de artimañas que armaron para poder apoderarse de lo nuestro”, comentó Fredy Enrique Corzo, desplazado por la violencia.“Me amenazaron, me dieron dos horas para que desocupara, yo cogí mis cuatro nietos y salí de Playa Rica, en el Caquetá”, añadió otra mujer desplazada por la violencia.Estas tres personas se vieron obligadas a dejarlo todo, todo lo que habían conseguido con el sudor de su frente. Jorge Pachón llegó en el 2002 a Soacha, Cundinamarca.“Dejar allá lo mucho y poco que había uno conseguido, el platanito, ocho hectáreas de plátano, una vaquita de ordeño, los marranos”, dijo Jorge.Comisión de la Verdad pidió a EE. UU. ayudar a Colombia para tener “fuerzas armadas para la paz”Soacha alberga 58.663 víctimas del conflicto armado que llegan a este territorio buscando protección. La comuna cuatro, en La Loma, es el principal asentamiento.“Diariamente llegan a Soacha entre 20 y 30 familias desplazadas, y a la comuna cuatro está llegando el 50%. Vienen de todas las regiones del país”, señaló Fernando Rivero, edil de la comuna cuatro de Soacha.Y así como Jorge pachón y con los conocimientos que nadie les puede arrebatar, Fredy Corzo, del pueblo indígena kankuamo, de la Sierra Nevada de Santa Marta, llegó a la "mole de cemento", como le dice a la capital, escapando de la muerte.“Fue como la ciudad con más seguridad que pude escoger para salvarnos”, agregó Enrique.Junto a él, unas 200 familias llegaron a Bogotá para no quedar en medio de la guerra de los grupos ilegales que se apoderaron de su territorio.“Nos ha tocado luchar solos y aquí solamente hemos tenido el apoyo de las organizaciones indígenas de la ONIC”, dijo José Apolinar, vocero del pueblo kankuamo.En Bogotá, residen 369.447 víctimas del conflicto armado, una cifra que refleja cómo el desplazamiento es un hecho de gran afectación. Solo entre abril y mayo de 2022 llegaron a la capital 17.047 víctimas.“Si una persona que se encuentra en la ciudad de Bogotá se encuentra en una situación de desplazamiento forzado reciente, debe acercarse a los centros de Encuentro para la Paz y Reconciliación para recibir orientación”, informó Diego Peña, alto consejero de Paz de Bogotá.Al menos 6 muertos dejan enfrentamientos entre disidencias de las FARC en PutumayoEn cuanto a la pertenencia étnica, cerca de 32.700 son afrocolombianos, cerca de 19.000 son indígenas y 316.000 no pertenecen a ninguna etnia. Y ¿de dónde vienen?, en su mayoría, de los departamentos de Arauca, Valle del Cauca, Chocó, Nariño y Cauca.Una mujer afrodescendiente ha sido desplazada más de tres veces por grupos al margen de la ley.“De Buenaventura migré al Caquetá porque la violencia me quitó una hermana”, dijo la señora, explicando que de este departamento también la desplazaron.Finalmente, el 23 de septiembre de 2004 llegó a Bogotá junto con sus hijas y nietas. “Ahí estuvimos cinco días, dormíamos allí, comíamos, nos llevaban lo que sobraba en los restaurantes. Allí estuvimos cinco días hasta que nos dijeron que fuéramos a una oficina para víctimas”, añadió.Y 18 años después sigue en la lucha para salir adelante, en una ciudad que ya se conoce de palmo a palmo buscando ayuda.“Y cuando uno se viene de su tierra aquí, a esta capital, que es una ciudad tan grande donde uno se pierde, uno extraña su comida, su forma de vida. Yo sufro cuando veo una víctima rondando en las calles bogotanas, porque yo lo viví”, expresó.El anhelo más grande de esta mujer es volver al campo y esa misma esperanza la tiene Fredy, otro desplazado del pueblo indígena kankuamo.“Con 20 años de estar acá en esta mole de cemento, no tengo garantías para retornar y a mí el día que me digan que tengo garantía me voy hasta caminando, hasta a pie me voy”, sostuvo Fredy.Capturan a uno de los supuestos disidentes de las FARC que grabaron video frente a Alcaldía de TibúSin embargo, Jorge Pachón dice que no volvería a Arauca, de donde lo sacaron hace 20 años: “Uno sale marcado. Era un territorio muy lindo, pero a mí me da miedo volver por allá”.Soacha y Bogotá, ciudades a donde muchos llegan buscando protección y les toca empezar de cero por cuenta del olvido y el sometimiento de sus territorios en manos de criminales que acaban con vidas, sueños y familias.
Una íntima relación con la tierra, el agua y el sol compone la cosmogonía del pueblo arhuaco. El equilibrio con la madre tierra, el respeto a sus recursos, es su religión, y la Sierra Nevada de Santa Marta su templo. La llegada de los colonizadores españoles partió en dos su historia. Ellos hablan de cinco procesos de evangelización y la historia reciente cuenta el arribo de los Capuchinos en 1916, en medio de la hegemonía conservadora. Para ellos fue una experiencia que pocos quieren recordar porque más que salvar almas, los religiosos impusieron la fe católica con mano fuerte, se adueñaron de sus tierras y por poco acaban con sus costumbres ancestrales. Permanecieron en Nabusímake, la capital del pueblo arhuaco, por más de sesenta años y en 1982 fueron expulsados por el consejo arhuaco. Pero no es la única batalla que han librado los indígenas en nombre del evangelio.Divide y reinarás: cómo la elección de un gobernador afectó a los arhuacosLas iglesias evangélicas vienen horadando la cultura de los arhuacos desde hace más de cuarenta años y hoy, según sus representantes, tienen más de 5 mil creyentes dentro de las comunidades indígenas de la sierra. En las afueras de Pueblo Bello está Saúl Torres, un ferviente seguidor de su iglesia. Noticias Caracol lo acompañó a uno de los cultos que realizan una o dos veces por semana. Allí, con sus trajes ancestrales, se dieron cita hombres y mujeres que dicen sentirse salvados por el llamado de Dios y ya no hacen pagamentos a la madre tierra porque sencillamente la Biblia y el Evangelio no se los permiten.Hermes Izquierdo, un dirigente arhuaco que hizo parte de una iglesia evangélica pero que al cabo de un tiempo se apartó de ella, ofrece un mejor panorama de este complejo problema."Me ofrecieron estudiar, yo quería ser odontólogo, pero cuando yo estaba allá el tema es que podía estudiar, pero tenía que ser evangélico", cuenta.Hermes llegó de la mano de James Carreño, un carismático pastor que reconoce las necesidades de los indígenas y sabe que son campo fértil para llevarlos al culto. "Parece ser que aquí hay una desigualdad, una injusticia entre ellos mismos y eso permite que nosotros, los que venimos de afuera, podemos ayudarlos si desean y ellos se acercan", dice.El pastor es franco al decir que es consciente del daño que causa a la cultura de los aborígenes, pero asegura que la intención es ayudarlos. "Todo lo que hemos hecho ha sido con base a lo que dicen las sagradas escrituras y tratando al máximo de respetar su cosmovisión, cosa que realmente es difícil, uno busca la manera de no dañarles, de impedir que esto nos enfrente porque definitivamente hay enfrentamientos", señala.La realidad es que generan profundas divisiones en el pueblo que se suman al complejo panorama político y gubernamental que viven estas comunidades.El conflicto llegó a las altas cortes, que fijaron su posición frente al tema. El alto tribunal decidió que no eran procedentes las iglesias evangélicas dentro de la demarcación de la línea negra, zona reconocida por el gobierno como lugares sagrados de los indígenas que deben ser protegidos, y prohíbe levantar iglesias en sus territorios, aunque en la práctica se ve la proliferación de templos.Además, hay un trasfondo en el avance de las iglesias y es el concepto de la propiedad privada, cuenta el abogado y doctor en sociología jurídica Rosembert Ariza: "Todos esos territorios son propiedad colectiva. Las iglesias evangélicas ponen la discusión sobre la propiedad privada de la tierra y esa propiedad en función de la producción económica capitalista, entonces eso es un hecho evidente".El sociólogo también expresa que ese factor rompe el tejido integral cultural de una manera muy fuerte y es una de las afectaciones más graves del territorio porque les está quitando su identidad y su soporte estructural.Dolorosa imagen de la deforestación en Colombia: así convierten grandes troncos en finas láminas¿Qué dicen los mamos?Para los mamos, el avance de estas iglesias es un motivo de alarma y una presión más con la que deben lidiar en defensa de su cultura aborigen. Juan José Garavito, comisario de la comunidad, desearía que "esto no se acrecentara y más bien se retrocediera y buscara su sitio donde le corresponde estar y tal vez eso sea fuera de la línea negra y dentro de la línea negra estaría nuestra práctica, nuestra realidad, nuestro rol. Pero esa intromisión foránea le va a hacer competencia y no lo podemos permitir".Los mamos son claros en su posición: "Las iglesias evangélicas deben estar afuera de la línea negra, alejadas de los territorios sagrados".Hermes Izquierdo, quien se mueve con facilidad en los dos espacios, dice que es algo que deben discutir "a pesar de que es nuestra gente, nuestra familia, nuestra sangre, como decimos aquí; hay que generar unos espacios, darle una porción territorial, unos espacios donde se desarrollen, que se organicen, que se vuelvan pueblo, pero que tengan control de orden social, público, político".Para atenuar el avance de estas iglesias, los mayores trabajan en estrategias para blindar a los jóvenes de las religiones foráneas y fortalecer sus prácticas culturales y espirituales.Según la coordinadora de educación Cecilia Salabata, ella tiene clara la incidencia de la religión en su pueblo. "Nosotros por la experiencia que hay en las comunidades sabemos que los resultados de esa incidencia no ha sido lo mejor y que yo creo más bien es una manera de acabar con la cultura, yo creo que es definitivo cuando se pasa a una religión de esa clase, la cultura de base se empieza a exterminar", considera.Ellos no quieren que se repita la historia de los Capuchinos, que los sometieron por más de sesenta años al adoctrinamiento de una religión que no es la suya, de un Dios impuesto a la fuerza. Hoy libran una nueva batalla, pero les preocupa que de las presiones que reciben a diario, minería legal e ilegal, macroproyectos de infraestructura, grupos armados, esta sea una de las peores. Entretanto, siguen resistiendo los embates foráneos y luchando por no desaparecer.Minería ilegal, un cáncer que carcome el medio ambiente en Colombia
El candidato presidencial Gustavo Petro sostuvo un encuentro con las autoridades indígenas de la comunidad arhuaca en Pueblo Bello, Cesar, donde hubo una ceremonia en la que le pidieron que asuma un compromiso de protección con ellos.Segunda vuelta presidencial en Colombia, bajo la lupa de misiones de observación internacionalesGustavo Petro tenía planeado llegar a la Sierra Nevada de Santa Marta, pero el mal tiempo no se lo permitió. La comunidad indígena bajó varias horas a pie para poder tener esta reunión con el candidato del Pacto Histórico.“Aquí en este territorio, en esta cultura, hay un gobierno propio, un gobierno indígena, un gobierno con autodeterminación y autonomía, la relación debe ser de gobierno a gobierno”, manifestó una líder indígena arhuaca.La comunidad dejó en claro que la relación con quien sea el futuro presidente de Colombia debe ser de tú a tú.“Aquí está el gobierno del corazón del mundo y el gobierno de la patria colombiana tiene que relacionarse de tú a tú con este gobierno, que implica autonomía, que lo que quiere es preservar la cultura, el territorio, preservar la Sierra Nevada como uno de los grandes corazones del mundo, precisamente en términos ambientales, no permitir que la minería destruya este territorio que es tan hermoso, aquí están las raíces de Colombia”, respondió Gustavo Petro.Registraduría desmiente que haya realizado simulacros sobre resultados de elecciones
Caminando por el predio La Marsella, en las afueras de Pueblo Bello, Cesar, un grupo de mamos -autoridades indígenas de los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta- nos muestra un lugar que desde tiempos ancestrales ha sido sagrado para ellos. Un sitio donde los cuatro pueblos de la sierra, arhuacos, wiwas, koguis y kankuamos, vienen a hacer sus pagamentos, ofrendas a la madre tierra por los favores recibidos.Mamos de la Sierra Nevada al Gobierno: “Entre más se le exige parece que más nos quiere lastimar”El problema es que ya no es de ellos porque la Alcaldía de Pueblo Bello adquirió el predio y, según los mamos, piensa parcelar el terreno, desconociendo las peticiones de los indígenas, que alegan el respeto a sus sitios sagrados reconocidos por el Gobierno mediante el decreto 1500 de 2018. Este habla de la línea negra, un límite que traza los territorios que deben ser protegidos de explotaciones mineras y proyectos de infraestructura.El tema minero es uno de los más complejos en el relacionamiento del Estado con los pueblos indígenas, afirma Gelver Zapata, miembro del pueblo arhuaco.“Llevamos cerca de 25 años de diálogo con el Gobierno, 25 años conversando para concertar las formas de intervención en el territorio tradicional de la línea negra, pero ha sido imposible lograr los acuerdos para salvaguardar no los sitios sagrados, que se miran desde afuera, sino la cultura y el desarrollo del pueblo arhuaco”, dice.Al tema de la minería, tanto legal como ilegal, se unen los gigantescos proyectos de infraestructura, vías, represas que el Gobierno ya realiza y en otros casos proyecta. Por ejemplo, la ruta de sol en su paso por Bosconia se llevó por delante varios lugares sagrados que los indígenas intentaron proteger pero al final se perdieron en nombre del progreso.Polémica por resolución de Minambiente que facilitaría exploración minera en reservas forestalesAsí lo cuenta el mamo Rogelio Torres, de la comunidad arhuaca: “El tema minero ha sido difícil; eso no lo entienden y como no son indígenas pues no lo entenderán, pero yo pienso que ya es el momento de que se pueda decir: ¡pues ya no más!".Arhuacos no creen en la consulta previaPara Gelver Zapata, el tema de la consulta previa no ha sido una herramienta eficaz para proteger sus derechos porque las negociaciones, dice, terminan en figuras jurídicas que desconocen las pretensiones de los indígenas y las obras avanzan sin inconvenientes. Por eso no quieren insistir en esta figura.“Nosotros hemos dicho que no queremos ir a las consultas de minería porque no hay forma de proteger los derechos de los pueblos y especialmente ese acervo que son los espacios sagrados que no se ha podido salvaguardar por la presión que han generado las mineras”, explica Zapata.El avance de la minería en la región viene siendo analizado por investigadores del Cinep. Jenny Ortiz lidera un equipo de trabajo que ha levantado una serie de mapas con información oficial de los últimos veinte años, que revelan el aumento de las solicitudes de los títulos mineros en la región.“Lo que está ocurriendo es una estrategia de abarcamientos. Si uno mira los mapas el Cesar y buena parte de La Guajira están o en procesos de solicitudes mineras o de hidrocarburos, proyectos de infraestructura o procesos de titulación", indica la investigadora.Mamos suben al cerro de Monserrate para hacer una petición: “Protejan realmente la sierra”El arhuaco Gelver Zapata denuncia otro problema que, según él, va de la mano con el avance de la minería legal e ilegal: los grupos armados.“Nosotros conocemos las zonas claves de intervención y tenemos claro que cuando llega un grupo armado es porque hay un tipo de intervención. En el caso de la comunidad arhuaca en la zona de Jimaín hay explotación minera y hay grupos armados. Ha habido muertos, personas asesinadas, pero no hay una atención de parte del Estado”, dice el representante de esta comunidad.Respecto al tema, los mapas de Cinep también dejan en evidencia que en las zonas donde florece la minería hay presencia de grupos armados. Así lo cuenta la investigadora Jenny Ortiz: “En el 2002 se encuentra que donde hubo alta presencia de actores armados inmediatamente después esos territorios fueron ofertados para procesos de solicitudes mineras. ¿Qué tenemos hoy?, que buena parte del Cesar y la Guajira es un escenario por disputa de control de grupos armados, paramilitares sobre todo y de nuevo viene a ser un centro de solicitudes mineras".Para el profesor e investigador de la Universidad Nacional Rosembert Ariza hay otros dos problemas que generan fuertes presiones a las comunidades indígenas de la sierra, el narcotráfico y los megaproyectos hoteleros en el departamento del Magdalena. Frente al narcotráfico señala que no es un tema nuevo y que viene desde la década del 70 y 80.Tres pescados para 68 niños: así son las precariedades del PAE en Leticia“Allí empezó la bonanza marimbera y no ha habido una intervención del Estado de manera externa que garantice la protección del territorio; es decir, el Estado no ha cumplido sus responsabilidades y mandatos internacionales en esta materia. El narcotráfico se ha asociado con otros actores para mantener sus rutas”, explica Ariza.El otro problema son los megaproyectos hoteleros y agroindustriales que avanzan por el lado del departamento del Magdalena. Para el investigador de la Universidad Nacional, un claro ejemplo de intereses particulares agenciados por el Gobierno en detrimento de los derechos de los pueblos indígenas.“Estos proyectos hoteleros son una buena muestra de conflictos políticos que también entran a jugar en el escenario; si uno ve la demanda que hay contra la línea negra que esta presentada en el Consejo de Estado y uno mira quienes son los accionantes de esta demanda y se da cuenta que son los grandes conglomerados económicos de las familias más importantes de la costa Caribe que están protegiendo sus intereses hoteleros y económicos”, agrega el experto.De no creer: por criticar a Francia, periodista deportivo terminó ‘destrozado’ en redesSon muchas las presiones que los cuatro pueblos de la sierra enfrentan en la actualidad, los mamos han dicho que la supervivencia de sus comunidades está comprometida y hablan de cincuenta años para que su cultura se extinga. Los proyectos mineros y agroindustriales afectan el recurso del agua y la biofauna y los investigadores están de acuerdo en que podríamos asistir a un etnocidio de los pueblos indígenas.
Una de las características de los arhuacos, uno de los cuatro pueblos indígenas que habitan la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte del país, es la unidad de su gobierno. La elección del Cabildo Gobernador es un cuidadoso proceso de consenso y participación de la comunidad. Las 60 comunidades del pueblo arhuaco deliberan y votan por un candidato, pero allí no termina su proceso de selección. Los mamos se reúnen luego en las Kankurwas donde realizan las consultas espirituales sobre el que puede ser el futuro gobernador. Cada candidato debe cumplir cuatro etapas espirituales, previa a la elección; además, demostrar un estricto cumplimiento de los usos y costumbres del resguardo.La elección del último gobernador provocó una profunda división entre el pueblo arhuaco. Esta es la historia.Cuando estábamos en pleno confinamiento ocasionado por la pandemia causada por el COVID-19, en agosto de 2020, fue elegido como Cabildo Gobernador el señor Zarwawiko Torres, pero según los mamos, máximas autoridades espirituales y del gobierno arhuaco, su elección fue irregular porque no votó la mayoría de los cabildos, solo 19 de los 60 asentamientos. Desde entonces, la división es total. Leonor Zalabata, consejera mayor del pueblo arhuaco, dice que más grave que la irregular elección del gobernador Zarwawiko es la intromisión del Ministerio del Interior que avaló dicha elección, provocando una división interna que, lejos de resolverse, es cada vez más profunda.La consejera afirma: "La situación del pueblo arhuaco no es un problema interno entre mamos o entre comunidades o entre liderazgos, es un problema que originó el Ministerio del Interior con un acto administrativo, que profundizó, que consolidó algunas diferencias políticas que había entre nosotros".Para ella, la cartera tomó partido y destruyó la unidad del pueblo arhuaco. El abogado y doctor en Sociología Jurídica de la Universidad Nacional, Rosembert Ariza, que ha estudiado la vida de los arhuacos por años, considera que lo que busca el gobierno es implementar una estrategia de división interna entre los indígenas."La mejor forma de lograr que esta tierra y todo este proyecto de autonomía indígena y de respeto al territorio esté en función de un gobierno o un proyecto económico estatal es dividirlo y la mejor forma es enfrentarlo entre ellos", sostiene.Ante una tutela instaurada por sectores opuestos al señor Zarwawiko, la Corte Constitucional dictó medidas cautelares mediante el auto 149 de 2022, mientras resuelve el problema de fondo. El alto tribunal suspendió lo provisionalmente como gobernador y, a la vez, ordenó respetar la autonomía del pueblo arhuaco y que ellos mismos resuelvan sus conflictos.El Ministerio del Interior emitió la resolución 039 del 7 de abril de 2022 donde acata la decisión de la Corte de revocarle el mandato a Zarwawiko, pero solo en el papel, dice la consejera Zalabata."Mientras los tribunales y la Corte Constitucional toman unas decisiones, pues no las implementan y no las cumplen. Por el otro lado, sí siguen las instituciones dándole participación a la contraparte de los manos, a la contraparte de nosotros, y yo creo que eso lo que hace es negarnos el derecho, no existe una inversión en las comunidades que no están de acuerdo con la certificación que ha hecho el Ministerio del Interior, no tenemos garantías de derechos", expresa.Condenan al tercer implicado en masacre de Llano VerdeUna nueva elección desconocida por los mamosEn las primeras semanas de mayo, Zarwawiko convocó al pueblo arhuaco para definir la legalidad de su elección. Según él, la mayoría de las comunidades se dieron cita y lo ratificaron como Cabildo Gobernador, pero los mamos opositores dijeron que fueron suplantados y su representación no fue real, así que rechazaron las decisiones tomadas en esa reunión.Hablamos con el gobernador Zarwawiko, que defendió su elección y aseguró que todas las Kankurwas -grupos de mamos facultados para realizar la elección- participaron, incluidas Seykúmake y Numa’ka, donde están los mamos opositores."Hubo la participación de los mamos de esas Kankurwas, esto no quiere decir que porque algún mamo identificado no vaya se desconozca a la Kankurwas", afirmó.La división ha provocado muchos problemas de gobernabilidad al pueblo arhuaco, pero lo más complejo es que las reclamaciones pasaron de las palabras a los hechos. Hace poco se conocieron unas imágenes que muestran una batalla campal en Nabusimake, su capital. Allí, miembros de uno y otro bando se enfrentaron a golpes, algo inusual en un pueblo pacífico que siempre ha resuelto sus problemas mediante el diálogo.A los mamos les preocupa que las profundas diferencias entre sus miembros puedan acabar con la cultura y la existencia de este pueblo que siempre se ha caracterizado por la unidad. Precisamente, la consejera Leonor Zalabata piensa que es una estrategia del gobierno para debilitar la unidad que se ha opuesto a los proyectos de minería, agroindustriales y turísticos dentro de la línea negra, territorio sagrado concedido por el gobierno a los cuatro pueblos de la Sierra Nevada, una forma de debilitar la consulta previa y sus posturas frente a estos proyectos de desarrollo.Voraz incendio consume casas de familias indígenas en Sierra Nevada de Santa Marta
La Sierra Nevada de Santa Marta está bajo asedio. La guerra entre el Clan del Golfo y Los Pachenca dejó cientos de desplazados. Se trata de una confrontación violenta que está estrechamente vinculada a uno de los escándalos más recientes del Inpec. En agosto de 2021, alias ‘5-7’, un antiguo jefe paramilitar preso en Montería, se fugó de sus guardias. Noticias Caracol confirmó a través de distintas fuentes que es él quien hoy dirige el plan de expansión con el que el Clan del Golfo pretende tomarse el Caribe colombiano.Fuga de película: alias ‘5-7’ escapó tras ser llevado de urgencias a un hospital en MonteríaLerber Dimas, uno de los investigadores que mejor conoce las movidas criminales en el norte del país, dijo que el criminal “está reorganizando por el Cesar, por la Guajira y por supuesto, por el Magdalena”.La Policía de Magdalena lo incluyó en el cartel de los delincuentes más buscados del departamento y ofreció una recompensa de 100 millones de pesos a quien contribuya con su captura.Los rostros de los criminales señalados por desplazamientos de 250 familias en la Sierra Nevada¿Qué dicen las víctimas de alias ‘5-7’?“Se siente como tanta rabia, impotencia, dolor, tristeza de que este victimario ande como si nada, esté libre, nuevamente esté utilizando las armas. ¿Dónde está la seguridad, dónde está la no repetición?”, se preguntó una líder social que padeció su barbarie en El Salado, cuando en febrero del año 2000, paramilitares del bloque norte asesinaron a 60 personas, violaron, torturaron y hasta jugaron fútbol con las cabezas de sus víctimas.“En el Carmen de Bolívar asesinan a una persona todos los días, están regando panfletos, han aparecido casas marcadas con las siglas de AGC”, agregó.El investigador Dimas aseguró que “es un tipo que nació para la guerra, sabe de estrategia militar, es muy táctico, es muy sanguinario y por supuesto que eso para los grupos paramilitares es de una gran riqueza”.La guerra en la Sierra Nevada de Santa Marta se desató en febrero porque alias ‘5-7’ lanzó un ataque contra Los Pachenca, los herederos de su antiguo enemigo, Hernán Giraldo, para apoderarse del territorio.Los Pachenca les están exigiendo más de $80 millones a locales del mercado público en Santa MartaLa semana pasada se repitieron los combates. Al menos 208 familias salieron desplazadas.Se calcula que el Clan del Golfo puede tener alrededor de 100 hombres armados en el Caribe, enfrentados a un número similar de Los Pachenca. Lo que temen en la región es que se vuelva a vivir una guerra como la que alias ‘5-7’ protagonizó hace 20 años.También lo advierte la Defensoría del Pueblo:Un caso similar al de alias ‘5-7’ es el de alias ‘Matamba’, otro peligroso delincuente que se escapó hace un mes de La Picota y que está en capacidad de reorganizar sus grupos criminales.Interpol emitió circular roja contra alias 'Matamba', prófugo de la cárcel La Picota
La cantante Naty Botero está más feliz que nunca, pues estrenó la canción ‘Seré la fe’, tema que resalta una nueva faceta de sí misma. Detrás del tema hay sentimientos de amor hacia sus hijas y a la comunidad kogui, residente de la Sierra Nevada de Santa Marta.Por primera vez en su carrera musical, Naty Botero canta un vallenato pop romántico que fue escrito durante las horas de soledad que vivió en medio de su embarazo.“Estaba pasando por un momento muy duro, entonces cogí la guitarra. Mis hijas me transmitieron un mensaje de tranquilidad que, a pesar de todo el dolor, siempre vienen cosas maravillosas”, aseguró la artista.Sus hijas han crecido con la filosofía de los indígenas koguis de la Sierra Nevada: “Nosotros estamos viviendo aquí y ha sido mágico. Mis hijas son salvajes, les encanta la naturaleza. Para nosotros la comunidad son personas especiales”.Esa comunidad es vital para ella, tanto así que desde hace 10 años dona parte de las regalías de sus temas musicales para la siembra de árboles en la región. Su gestión ha permitido la germinación de más de mil individuos arbóreos.“Vamos a donar un estudio musical para que la gente pueda seguir grabando y estando en contacto con la naturaleza”, concluyó.Por ahora, los proyectos de Naty Botero giran en torno a la música, el amor y la conexión con el medio ambiente.