Este martes 12 de marzo, cuando la Corte Suprema de Justicia se reúne en sesión extraordinaria para elegir a la nueva fiscal general de la Nación, una de las ternadas, Amelia Pérez, llegó hasta el alto tribunal para presentar su renuncia. Su decisión, según la misiva, obedece a "asuntos perturbadores".
La ahora excandidata entregó una carta de dos páginas en la que argumentó como uno de los motivos de su dimisión “el surgimiento de interferencias de factores extraños a una tranquila y pacífica elección, los cuales han sido atravesados por episodios perturbadores, como, por ejemplo, el cuestionamiento a opiniones ajenas a la suscrita, difundidas en las redes sociales, pero que absurdamente han sido atribuidas a mí sin fundamento alguno”.
Amelia Pérez era la ternada que parecía que sería elegida como nueva fiscal general de la Nación al obtener, el pasado 22 de febrero, 13 de los 16 votos para ser nombrada.
Sin embargo, el 7 de marzo fue superada en votación por Luz Adriana Camargo, quien tuvo 12 sufragios frente a 9 de Pérez.
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La polémica del esposo de Amelia Pérez
Gregorio Oviedo, esposo de Amelia Pérez, fue duramente cuestionado en redes sociales por opiniones escritas en la red social Twitter (ahora X) sobre el uribismo, algunos periodistas y la misma Corte Suprema de Justicia. Entre otras, cuestionaron la independencia que podría llegar a tener la abogada en caso de ser elegida fiscal. Otros analistas, sin embargo, recalcaron que una cosa era lo que su pareja dijera y otra muy distinta lo que la ternada pensara, resaltando la reconocida carrera de la jurista y su capacidad para tomar decisiones propias.
A Amelia Pérez también se le criticaron contratos que firmó con la Alcaldía de Bogotá, en su calidad de abogada, cuando Gustavo Petro -quien la ternó- fue mandatario de la capital colombiana.
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La Corte Suprema deberá definir si puede elegir este mismo martes la nueva fiscal general entre Luz Adriana Camargo y Ángela María Buitrago, tras la renuncia de Amelia Pérez.
La carta de renuncia de Amelia Pérez
En su carta de renuncia de dos páginas, la abogada dijo que su decisión “obedece al surgimiento e interferencia de factores extraños a una tranquila y pacífica elección, los cuales han sido atravesados por episodios perturbadores, como, por ejemplo, el cuestionamiento a opiniones ajenas a la suscrita difundidas en las llamadas redes sociales, pero que, absurdamente, han sido a mí atribuidas sin fundamento alguno, en una anormal postura de querer aplicar el inexistente 'delito de opinión' con el agravante de que tales opiniones son elaboración exclusiva, y excluyente, de un tercero, pero que sus consecuencias, increíblemente, deben ser asumidas por persona distinta a quien las emitió”.
Amelia Pérez también manifestó que su dignidad ha sido “injustamente ultrajada y vituperada por circunstancias completamente ajenas a quien adquirió la condición de sujeto pasivo de tales despropósitos, ello sin dejar de lado que, al parecer asistimos, la suscrita y todo mi entorno familiar, a una revictimización que parece no tener fin, aparte de la violencia de género”.
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