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Una joven compartió en redes sociales el complejo proceso de salud que ha enfrentado desde que, según relata, contrajo una grave enfermedad tras ingerir sushi, evento que, según cuenta, fue el punto de partida de una serie de graves complicaciones de salud. Todo comenzó con síntomas gastrointestinales que inicialmente parecían una infección común.
Tras varios días de malestar persistente, Yuli fue diagnosticada con salmonella y fiebre tifoidea, dos infecciones bacterianas que pueden adquirirse por el consumo de alimentos contaminados. A partir de ese momento, su estado de salud comenzó a deteriorarse de manera progresiva: "Pasé por muchísimos exámenes, intervenciones y, finalmente, una cirugía sumamente riesgosa (ningún cirujano quería operarme) en la que tuve que enfrentar la realidad: las probabilidades de salir viva del quirófano eran bajas", indicó en sus redes.
De acuerdo con su testimonio, las consecuencias fueron más severas de lo esperado. Después del diagnóstico inicial, presentó complicaciones que obligaron su ingreso en una clínica, donde pasó 23 días internada, muchos de ellos en la unidad de cuidados intensivos. Durante más de 12 días, no pudo ingerir alimentos ni líquidos por vía oral, lo que la llevó a depender de alimentación asistida.
En ese periodo, sufrió una pancreatitis aguda, una inflamación del páncreas que puede llegar a comprometer órganos vitales. Los médicos consideraron necesaria una intervención quirúrgica para extraerle la vesícula biliar, órgano que también se vio afectado por el proceso inflamatorio. Según relata, los niveles de enzimas pancreáticas estaban tan elevados que la cirugía representaba un alto riesgo. Aun así, debió ser operada ante la posibilidad de que su condición se agravara aún más.
Tras la intervención, Yuli no experimentó la mejoría esperada y, poco después de la cirugía, comenzó a presentar una parálisis facial en el lado derecho de su rostro. Esta complicación neurológica la obligó a iniciar un proceso de rehabilitación física para intentar recuperar la movilidad y la funcionalidad facial. En sus palabras, sintió que su rostro comenzaba a "derretirse" y que perdió por completo el control de ese lado de su cara.
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Más adelante, su estado neurológico se complicó aún más. Relata que su sistema nervioso entró en una etapa crítica, presentando dolores intensos y persistentes que no respondían a la medicación habitual. Los médicos intentaron sedarla con fármacos de uso intensivo, como los utilizados para pacientes que requieren intubación, pero su cuerpo no reaccionaba. "Mi cuerpo estaba colapsando", recuerda.
Después de múltiples exámenes clínicos, estudios de laboratorio y consultas con especialistas, los médicos lograron dar con un diagnóstico que explicaba el conjunto de síntomas multisistémicos: lupus eritematoso sistémico. Esta enfermedad autoinmune puede afectar diversos órganos y tejidos del cuerpo, incluyendo el sistema nervioso y el páncreas, áreas que ya se habían visto comprometidas en su caso: "Los doctores ya no sabían qué hacer, tras múltiples exámenes y estudios, llegaron a estos diagnósticos: pangastritis, colitis moderada a severa, (TLP) y lupus eritematoso sistémico con afectación del sistema nervioso y del páncreas".
En este caso, el lupus eritematoso sistémico es una enfermedad crónica que no tiene cura, pero que puede ser tratada con medicamentos inmunosupresores y antiinflamatorios. En el caso de Yuli, los médicos concluyeron que la combinación de infecciones bacterianas iniciales y su condición inmunológica preexistente podrían haber desencadenado el desarrollo del lupus o haberlo activado si ya lo tenía de forma latente.
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En su relato, la joven también describió que fue diagnosticada con múltiples afecciones digestivas, incluyendo pangastritis, colitis y colecistitis, todas ellas condiciones inflamatorias del sistema gastrointestinal. A lo largo del proceso, se vio sometida a varios procedimientos clínicos y quirúrgicos, en un contexto en el que su salud era frágil y el riesgo de complicaciones era elevado.
En uno de los momentos más delicados de su proceso, confiesa que tuvo que prepararse mentalmente para un posible desenlace fatal. Antes de la cirugía de vesícula, expresó que aceptó la posibilidad de no sobrevivir a la operación, dada la complejidad de su condición: "Le pedí a Dios que hiciera su voluntad. Yo la aceptaba", comentó en un video que compartió con sus seguidores.
Actualmente, Yuli continúa con su proceso de recuperación. Aunque su situación médica sigue siendo complicada y requiere seguimiento especializado, afirma que ha querido contar su historia para generar conciencia sobre los riesgos asociados al consumo de alimentos en mal estado o mal manipulados, así como sobre la complejidad de las enfermedades autoinmunes. También ha mostrado imágenes del proceso hospitalario, incluyendo fotografías de las cicatrices postoperatorias y de las terapias de rehabilitación que ha tenido que realizar.
"Me estoy recuperando de la cirugía y de la parálisis; intento volver a caminar, a comer y a moverme. Estoy aprendiendo más sobre el lupus y viviéndolo intensamente, porque cuando duele, DUELE. Me tratan con varios fármacos (me tomo una farmacia entera) entre esos unos que bloquean la sensación de dolor en el cerebro", relató la joven.
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VALENTINA GÓMEZ GÓMEZ
NOTICIAS CARACOL
vgomezgo@caracoltv.com.co