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La cifra es astronómica: 44.000 millones de dólares pagó Elon Musk por ser el dueño de Twitter, una red social que supera los 400 millones de usuarios en el mundo. Dinero que, seamos sinceros, para el hombre más rico del mundo es, como decimos en Colombia, apenas lo de "los dulces".
Pero ¿por qué el también dueño de Tesla, una de las marcas de carros eléctricos más valiosas del mundo, y de SpaceX, la compañía aeroespacial creada para disminuir los costos de los viajes al espacio, invierte en una de las plataformas que, en número de usuarios, está por debajo de Instagram o TikTok?
"Si lo vemos en términos de usuarios, Twitter no está ni siquiera en el top 5 de las plataformas. Lo superan Facebook, YouTube, WhatsApp, Instagram, pero sí está en el top 15 y tenemos que tener en cuenta sus más de 400 millones de usuarios y de esos más de la mitad, con seguridad, pueden ser monetizables", explica Felipe Lizcano, experto en tecnología.
Pero además de esa oportunidad financiera, para Víctor Solano, analista de redes sociales, hay un interés clave: "Twitter podrá no tener el mayor número de usuarios, pero sí sigue siendo la plataforma de mayor influencia y eso es relevante para alguien como Musk, que quiere ser la persona más influyente en el mundo desde el ámbito empresarial".
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Y es que justamente ahí es donde está puesta la lupa. Estamos hablando de la plataforma en donde presidentes, funcionarios públicos, artistas, famosos y no famosos publican declaraciones que pueden marcar la agenda de la opinión pública y, al mismo tiempo, de una intención del magnate de garantizar en ella "la libre expresión". Pero ¿eso qué implica?
"Puede ser peligroso indagar sobre lo que entiende Musk sobre libre expresión. Él habla de que todo llegue al límite, en los marcos de la legalidad y eso indicaría modificar el algoritmo para que ciertos trinos no sean desacelerados tampoco por intervención humana, sino que, por el contrario, puedan convivir en la plataforma. Esa legalidad que pone Musk como límite seguramente dependerá del país en el que opere la red social", afirma Lizcano.
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De igual forma, Elon Musk ha sido claro en declararle la guerra a los bots. Así lo reconoció días antes de que el consejo de la plataforma aceptase su millonaria oferta.
"Me parece positivo que él hable de una lucha frontal contra los bots, que son aplicaciones de software donde las bodegas, como las conocemos en Colombia, envían mensajes masivos a través de cuentas ficticias y esto puede generar tendencias en cuestión de segundos y, de cierta manera, alterar la percepción de la opinión pública", plantea Solano.
Y modificar ese algoritmo, para los expertos, podría significar autenticar a los usuarios de la plataforma, de manera que se puedan identificar como humanos con un perfil asignado.
"Musk también ha propuesto subir el algoritmo a una plataforma como Git Hub, donde los programadores suelen subir sus códigos para que el mundo conozca cómo se hace esa validación de contenido, esos filtros y ayude a mejorarla, pero esto puede generar una brecha de seguridad", advierte Lizcano.
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Y aunque aún no se tiene claro cuál será el camino que escoja el multimillonario Elon Musk, sí hay algo claro y es que esos cambios no tardarán demasiado.
"La cultura organizacional de Musk es bastante ágil, lo demuestra con Tesla o SpaceX, que han dado saltos cuantitativos en poco tiempo, es claro que le preocupa dar cambios rápidamente, no tienen que ser muchos, pero sí dos o tres significativos que cuenten con el respaldo de los usuarios", concluye Solano.
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