Los expertos forenses de la Sijín trabajan en los laboratorios para recabar pistas que permitan dar con el paradero de aquellos sanguinarios delincuentes que han protagonizado hechos de violencia en las últimas semanas. Entre ellos, el sicariato que dejó un muerto en el centro comercial San José, centro de Bogotá.
En dicho caso, las cámaras de seguridad y otros detalles permitieron identificar varias cosas. “Cuando se levantan las evidencias de los proyectiles y de las vainillas, se identifican plenamente como una pistola de marca Bersa, de fabricación argentina”, explica el comandante de la Sijín, general Fernando Murillo.
Se trata de una pistola calibre .380, que no es muy usada en Colombia dentro de las armas legales. Además, le adecuaron un artefacto que “normalmente se conoce como un silenciador, pero técnicamente es un supresor de sonido. Lo usan para no llamar la atención”.
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Un día después a un delincuente en Popayánle incautaron una pistola idéntica y se trabaja para identificar si se trata de la misma.
Este escenario, así como otros que se han visto recién, especialmente en Bogotá, reflejan un fenómeno que en crecimiento: el porte ilegal de armas.
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Mientras que en enero de 2020 se hicieron 12.998 comparendos por porte de armas, en enero de 2021 se hicieron 23.237 comparendos. Es decir, un aumento del 78%.
Aunque las cifras también contemplan las cortopunzantes, y es difícil determinar si todas fueron usadas para cometer delitos, lo cierto es que las acciones delincuenciales con armas se han disparado.
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