Como si fuera ayer, los habitantes de Machuca tienen en su memoria la explosión que los despertó en la madrugada del 18 de octubre de 1998, cuando un atentado del Eln contra el oleoducto de Ocensa acabó con la vida más de cien habitantes
“Se quemaron como 20 casas, es que todas estas casitas de aquí, menos donde yo vivía, eran de calceno. Esa candela venía como una bola, haga de cuenta elevar un globo, y donde caía, caía prendido”, recuerda Doris Eliceth Ibargüen, sobreviviente de la masacre.
Las víctimas no borran el momento de cuando esta guerrilla dinamitó el puente que existía sobre el río Pucune.
“No he podido olvidar, en vez de buscar olvidar eso, se le va acumulando más a uno el recuerdo, porque van sucediendo cosas más duras, entonces uno nunca se repone”, cuenta Carmelina Sánchez, sobreviviente de la masacre.
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María Cecilia Mosquera, quien perdió a su esposo y a sus tres hijos, es hoy un ejemplo de valentía.
“Verdaderamente me dolió lo que pasó aquí, porque perdí muchos familiares, perdí mis hijos, perdí amigos y me nació como del alma ayudar a las víctimas de este corregimiento”, expresa María Cecilia, quien hoy es líder de víctimas.
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