Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
El padre Darío Valencia Uribe fue asesinado el 25 de abril de 2024. El proceso judicial por el crimen, que conmocionó a los feligreses de la iglesia Perpetuo Socorro, en Pereira, capital de Risaralda, está a punto de llegar a un desenlace, luego de que su asesino confesara.
Se trata de Julián Eduardo Cifuentes Gómez, quien, según las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación, era un hombre cercano al sacerdote.
Según las pruebas y un video, él fue la última persona a quien vieron con el padre Darío y habría trasladado su cuerpo en una camioneta hacia una zona apartada, donde lo arrojó a un abismo de 40 metros. Posteriormente huyó del país.
El abogado Renato Marín indicó que el sujeto confesó “y por las indicaciones que él dio en esa misma diligencia, es que se logra hallar el cuerpo del padre Valencia”, ubicado en una zona rural de Belalcázar, Caldas, en una zona de un abismo de más de 40 metros.
Su amigo José Norbey Gutiérrez reconoció que “a uno le duele mucho que una persona como el padre Darío sea asesinado vilmente y que diga que de él solo encontraron restos óseos”, ya que el cuerpo fue localizado cinco meses después, en septiembre.
El sacerdote salió en compañía de su verdugo. Su amigo relató que el religioso “sale de allí (del oratorio), sube a su camioneta, en el momento que también aborda el vehículo Julián Eduardo Cifuentes; ese es el momento en el que inicia el calvario del padre Darío Valencia”.
Publicidad
El abogado Marín explicó que el confeso asesino “saca el arma, eso no alertó ni altero al padre, simplemente llega, saca arma y le dispara por la espalda en cuatro oportunidades”.
Durante meses, el paradero del sacerdote fue un misterio que conmovió a toda la comunidad. Lo primero que se encontró fue el vehículo que estaba vendiendo, donde encontraron impactos de bala y huellas de sangre del sacerdote.
Publicidad
De acuerdo con la Fiscalía, Cifuentes Gómez habría llevado el vehículo a un lavadero de carros para intentar eliminar algunas manchas y otras evidencias.
Cuatro días después del crimen, el 29 de abril de 2024, viajó hacia Francia tratando de huir a las autoridades. Sin embargo, fue capturado en París gracias a una circular roja de la Interpol que habían emitido en su contra y extraditado.
El confeso asesino nunca reveló el motivo del asesinato, pero según la Fiscalía todo se dio por el pago de 30 millones de pesos por la compra de una camioneta.
El amigo del sacerdote le dijo a Noticias Caracol que el crimen ocurrió por “no pagarle ese dinero y también deriva tal vez en la intención de quedarse con otra camioneta que él recientemente había adquirido a un amigo”.
Un fiscal especializado de la Seccional Risaralda lo presentó ante un juez de control de garantías y le imputó los delitos de homicidio agravado; fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones; y ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio.
Publicidad
El detenido, que aceptó los cargos, está en Bogotá y solicitó estar en una cárcel de alta seguridad pues teme por su vida y está a la espera de la condena, que podría superar los 30 años de prisión.
NOTICIAS CARACOL