Según las cifras otorgadas por el Departamento Nacional de Estadística (DANE), la tasa de desempleo para los jóvenes de 15 a 28 años en Colombia fue de 18,2%, en el trimestre móvil de noviembre de 2022 a enero de 2023. Según los expertos, una de las problemáticas a las que se enfrenta esta población es la dificultad para conseguir su primera oportunidad laboral luego de terminar sus estudios, pues les piden experiencia con la que todavía no cuentan.
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Es por esto que nacen iniciativas para la empleabilidad como la de la fundación Fundamor, que busca darles la primera experiencia laboral remunerada a jóvenes, especialmente a aquellos que se han enfrentado a situaciones difíciles a lo largo de su vida.
Fundamor ha trabajado por muchos años con programas de intervención social, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de niñas, niños y adolescentes en estado de vulnerabilidad y afectados por el VIH. Adicionalmente, ha incluido un programa de internado con jóvenes que se encuentran en medida de restablecimiento de derechos, acogidos al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
De acuerdo con el presidente ejecutivo de la fundación, Guillermo Garrido Arango, en el proceso de intervención descubrieron “los retos y obstáculos que viven estos adolescentes y jóvenes para lograr su reinserción en la sociedad”, por lo que decidieron proponer un programa para la empleabilidad, enfocada en esta “población invisibilizada”.
Según Garrido, los menores que son acogidos por el ICBF “se ven involucrados en muchas situaciones que terminan siendo barreras para sus procesos de inclusión porque el sistema privilegia demasiado la protección, pero genera poca autonomía”.
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En este sentido, muchas de las cosas que son obvias para los demás representan para ellos un aprendizaje, “cuando estás alejado de tu familia en un entorno institucional, estás alejado de la sociedad. Están acostumbrados a recibirlo todo en el sistema de protección, pero no saben cómo movilizarse por la ciudad o ganarse la vida”, comenta.
La coordinadora de la línea de educación de Fundamor, Mónica González, añade que en el proceso también hay una capacitación de habilidades y competencias blandas, que les permite gestionar sus emociones para adaptarse mejor en el ámbito laboral, ya que muchos jóvenes cuando salen del ICBF tienen dificultades de socialización o problemas con la autoridad.
El programa es mezclado, en él se incluyen otros jóvenes que se encuentran involucrados en contextos difíciles, por lo que hay un constante intercambio de experiencias que les permiten crecer como individuos. “El cerrarse muchas veces tiene que ver con el contexto en el que han crecido. Les permitimos creer que lo que hacen es válido y les va a abrir muchísimas puertas”, señala González.
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“La mayoría de oportunidades que se han generado en este país se han enfocado en población muy vulnerable que no ha terminado el bachillerato. Hemos enfocado nuestro esfuerzo a personas que están terminando programas de educación superior en carreras técnicas, tecnologías y profesionales”, puntualiza.
Actualmente, el programa funciona únicamente en la ciudad de Cali, por lo que Garrido les hace una invitación a las demás organizaciones del país a que se unan a este tipo de iniciativas, dándole la oportunidad a los jóvenes que recién inician su vida profesional. “La única forma de adquirir habilidades y experiencias es haciendo”.