“Es irreal pensar que todas las familias del campo cuentan con celulares inteligentes", dice una docente. Este es el panorama.
El Día del Maestro llega en un momento en que los profesores se reinventan por el confinamiento, aunque para muchos es difícil por la situación de sus alumnos.
“Nuestra motivación como docentes es construir en valores y esperanza para salir triunfantes en medio de esta pandemia", dice el profesor Jairo Alejo Romero, encargado de las clases de matemáticas, ciencia y ética de tercero y quinto grado, en las zonas rurales de un municipio de Cundinamarca.
Por su parte, Miguel Adolfo López enseña en comunidades campesinos de Nariño. Su herramienta es el celular y, en algunos casos, el WhatsApp. "El único medio de comunicación que tengo con mis estudiantes y con los padres de familia es el teléfono celular, a través de llamadas telefónicas. La situación socioeconómica de la región donde trabajo no les permite a las familias tener teléfono con plan de datos".
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Otros profes, como Constanza Rojas, consideran que “es irreal pensar que todas las familias del campo cuentan con celulares inteligentes".
Los docentes aseguran que, si la comunicación falla, este proceso alternativo de educación virtual no va a funcionar.
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"No se trata de repetir en la virtualidad lo que se hace presencial porque esto sería muy pobre. Los estudiantes se sienten satisfechos cuando hay recursos enriquecidos como videos, ejercicios, interacción entre compañeros, que la clase sea activa y aprenda de ella", dice la rectora de la fundación universitaria Konrad Lorenz.
Así está la labor de los maestros hoy por hoy en Colombia. Sus objetivos de preparar, formar y capacitar a sus alumnos no han cambiado con las circunstancias, pero sí es claro que las herramientas que usaban antes para educar pasaron, por fuerza, de la tiza y la pizarra a la pantalla de un teléfono o un computador.