
Una tormenta emocional y social sacude al municipio de Ginebra, en el Valle del Cauca. Esta es una tormenta que se desata desde lo más profundo del alma de siete jóvenes que han decidido alzar la voz. Sus denuncias, valientes y dolorosas, apuntan a presuntos abusos sexuales cometidos en reconocidas escuelas de música del municipio. La Fiscalía General de la Nación ya ha iniciado las investigaciones, mientras las madres, con el corazón en llamas, claman por justicia.
Catalina Gil Castillo, joven artista de 21 años nacida en Ginebra, convirtió su tesis universitaria en un grito de denuncia. En ella, plasmó un fenómeno que por años vivió junto a sus compañeras y su hermana, en espacios que deberían haber sido seguros: las escuelas de música. “Ahora mismo tengo una necesidad profunda de cuestionar la idea del arte como un espacio inherentemente seguro y poner sobre la mesa temas sobre los que es importante hablar, el abuso y la violencia sexual en los espacios de formación artística”.
Las palabras de Catalina no solo resonaron en el ámbito académico. Despertaron memorias dormidas, heridas abiertas, y se transformaron en denuncias formales ante la Fiscalía. Las calles de Ginebra se llenaron de madres que, con el dolor tatuado en el rostro, exigieron respuestas. Exigieron que las historias de sus hijas, que alguna vez fueron niñas aprendices de música, no quedaran en el olvido.
"Nos decían morrongas": víctima de abuso en Ginebra
Ángela Delgado, una de las víctimas, rompió el silencio con una denuncia que estremece: “En el año 2019, fui víctima de abuso sexual violento por parte de mi docente de percusión, un docente de esta institución. Se acerca a mí casi corriendo, me toma el cuello super violento, me ala hacia él para seguir besándome en la boca. En esos momentos yo le digo, ‘Suélteme que no quiero’”.
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Pero lo que siguió fue aún más desconcertante. Ángela acudió a las directivas de la institución, buscando apoyo, y recibió una respuesta que la dejó sin aliento: “Su respuesta fue que nosotras siempre hemos sido unas morrongas y unas alborotadas, que vamos por ahí alborotando a los hombres y provocándolos y que ya después nos quejamos. Yo me quedo sin palabras”.
Leidy Castillo, madre de Catalina, se ha convertido en una voz firme en medio del dolor. Desde Ginebra, ha denunciado que su hija forma parte de las siete denuncias formales y de los 18 casos que hoy hacen eco en el municipio. “Hay de todo. Hay denuncias por acoso sexual, hay denuncias por abuso, entendiéndose abuso como todas las formas de abuso que hay. Exposición, envío de fotos, de videos, solicitud de fotos, de videos, penetración y abuso carnal violento. Debe continuar la música, sí, pero no en manos de quienes han perpetuado el abuso”.
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La escuela Canto por la Vida, una de las instituciones señaladas, emitió un comunicado en el que se compromete a reforzar sus políticas internas de prevención y respalda el accionar de la justicia para esclarecer los hechos.
Carlos Adolfo Tigreros, personero de Ginebra, explicó el estado actual del proceso: “En este momento está en investigación, en etapa probatoria por parte de la Fiscalía General de la Nación. Cuando ellos ya tengan algo, según manifestaba el investigador del CTI el día de ayer, cuando tengan algo, pues lo presentarán ante un juez y el juez de la República será quien determine si hay material probatorio para investigar a estas personas o no”.
Mientras tanto, en Ginebra, los acordes musicales siguen resonando. Las escuelas continúan con sus procesos de formación, manteniendo el prestigio de ser cuna artística de niños y jóvenes. Pero ahora, ese prestigio se ve ensombrecido por una verdad que exige ser escuchada, por voces que ya no están dispuestas a callar.
CAMILO ROJAS, PERIODISTA NOTICIAS CARACOL
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ESTA NOTA TIENE INFORMACIÓN DE MARÍA JULIANA REYES, PERIODISTA DE NOTICIAS CARACOL