El 75% de las víctimas del reclutamiento forzado en Colombia en 2023 son menores indígenas

El reclutamiento forzado no cede en Colombia a pesar de los diálogos con los grupos ilegales. Este año se tiene registro de más de 150 casos, la mayoría de ellos de menores indígenas. Apenas si llegan a los 12 años y ya son acosados e infamemente llevados a la fuerza por grupos armados ilegales.

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Anyi Zapata, coordinadora de derechos humanos de la Asociación de Cabildos Indígenas (ACIN), explica cómo hacen los grupos ilegales para reclutar menores de edad: “Te ofrecen plata, te ofrecen un sueldo para tu mamá o para tu familia, te ofrecen una moto o un celular, y con eso es que se van. Las niñas se van completamente enamoradas, y cuando llegan al sitio, el chico que las llevó las deja y ya no lo vuelven a ver”, explicó.

Según la Defensoría del Pueblo, "este año se tiene registro de 166 casos de reclutamiento forzado en todo el país. El 75% son menores indígenas."

Lo más grave de todo es el subregistro: casos que no son denunciados por temor al desplazamiento, amenazas y asesinatos de las familias. El 91% de los reclutamientos se dan a manos de las disidencias de las FARC, el 7% del ELN y otros grupos como el Clan del Golfo y Caparros el 1,9%. Se trata de niños que los obligaron a dejar los cuadernos por fusiles.

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Anyi Zapata advierte los niños que han rescatado les dicen: “'Nosotros llegamos, nos colocan el fusil y nos vamos a combatir'. Eso hace que el niño tenga ese primer impacto de una violencia completamente cercana y de un riesgo para ellos. El impacto emocional para es ‘me voy aquí, no era como yo pensé'".

La situación es tan aberrante que son niños llevados a regiones como Argelia, El Tambo, Putumayo, Nariño y Tumaco, que son verdaderos laboratorios de guerra.

Como si la situación ya no fuera lo suficientemente dolorosa, la coordinara de la ACIN dice que ellos tienen registros de unos 40 a 45 niños reclutados que han llegado asesinados a sus territorios, y que las familias lamentablemente guardan silencio ante el riesgo que corren. No denuncian porque “no hay confianza con la institucionalidad”.

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Muchos de los menores que sobreviven a los combates, según autoridades indígenas, huyen hacia páramos o lagunas, esperando ser rescatados por la guardia indígena. Los grupos ilegales se aprovechan de las necesidades de unos niños, que al final quedan presos de la guerra, en un círculo infame al que una vez se entra ya no se puede salir.